Respeto al Nombre – Cristo para Todas las Naciones

No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre (Éxodo 20:7).

Uno de los choques culturales que tuve cuando me mudé a los Estados Unidos hace 24 años, fue con el uso de la frase “¡Ay, Dios mío!”. Para los latinos, esta expresión no suena tan fuerte, o al menos no sonaba en ese entonces. Pero en inglés esa, y otras expresiones similares que parecen inocentes, se consideran una falta de respeto y hasta ofensivas al Nombre de Dios. Es que el nombre de Dios no se debe usar nunca en vano, aun cuando la cultura lo acepte.

El Segundo Mandamiento nos amonesta “No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios”. Esto significa que “debemos temer y amar a Dios de modo que no usemos su nombre para maldecir, jurar, hechizar, mentir o engañar, sino que lo invoquemos en todas las necesidades, lo adoremos, alabemos y le demos gracias”.

Jesús cumplió perfectamente los Diez Mandamientos en nuestro lugar, liberándonos del peso de la ley para obtener nuestra salvación. Pero, aunque la gracia de Jesús nos libera y no necesitamos hacer nada para ser salvos, los Diez Mandamientos siguen siendo relevantes como expresión de fidelidad y gratitud.

Honramos este mandamiento cuando evitamos el uso irresponsable de su nombre, ya sea jurando de manera superficial o empleándolo como una expresión vulgar; cuando nos abstenemos de intentar manipular a Dios para nuestros propósitos mediante prácticas mágicas o para maldecir a otros con su nombre; y cuando evitamos usar su nombre para engañar con mentiras o difundiendo falsedades sobre Dios y enseñanzas erróneas acerca de Él.

En lugar de eso, tememos a Dios y lo amamos cuando no tomamos su nombre en vano; cuando lo usamos para buscar todo lo beneficioso, tanto para nosotros como para los demás; cuando lo invocamos en momentos difíciles y le expresamos gratitud y alabanza reconociendo que todas las cosas buenas provienen exclusivamente de él, y cuando hablamos y enseñamos con verdad sobre Dios de acuerdo con su Palabra.

Oremos: Padre, gracias porque Jesucristo cumplió perfectamente los Diez Mandamientos en nuestro lugar. Capacítanos con tu Espíritu para darte gloria al obedecer tus mandamientos con corazones agradecidos. Amén.

Para reflexionar:

*¿Cómo puedes mostrar tu temor y amor a Dios en tu día a día?

*¿De qué manera la obra redentora de Jesucristo te motiva a utilizar el nombre de Dios de manera respetuosa y reverente, invocándolo en medio de dificultad, expresando gratitud y alabanza por sus bendiciones, y hablando y enseñando con verdad de acuerdo con su Palabra?

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