Cuando veas a alguien que hace bien su trabajo, no lo verás entre gente de baja condición, sino que estará en presencia de reyes (Proverbios 22:29).
Cuando leo este Proverbio me imagino un faro majestuoso en la costa, cuya luz irradia a lo largo de la oscura noche guiando a los barcos perdidos de vuelta a casa, y en su cima veo un farero comprometido, atento a cada destello. Ese farero no busca atención ni reconocimiento. Su grandeza se manifiesta en el servicio constante de hacer bien su trabajo, manteniendo encendida la luz que guía y protege a quienes navegan en la noche. Y es que la grandeza no se encuentra en la altivez o el poder terrenal, sino en el servicio abnegado y diligente en las diversas vocaciones de nuestra vida.
En la cruz vemos la máxima expresión de servicio y sacrificio: Cristo, el Rey de reyes, dando su vida en rescate por muchos. En este acto divino de amor encontramos la esencia misma de la grandeza a través del servicio.
Nuestra vocación o trabajo, entonces, adquiere un significado más profundo. No se trata simplemente de buscar el éxito personal, sino de responder al llamado divino de amar y servir a los demás. Cuando usamos nuestras capacidades con excelencia, estamos contribuyendo al bien común y glorificando a Aquel que nos capacitó.
Al igual que el farero comprometido, abstengámonos de buscar atención o reconocimiento entre quienes surcan los mares oscuros de la vida. Más bien, demos lo mejor de nosotros con excelencia para servir a nuestro prójimo, y recordemos que la grandeza se manifiesta en el servicio constante de mantener encendida la luz de Cristo que guía y protege a quienes navegan en la noche tempestuosa de la vida.
Oremos: Amado Dios, concédenos hacer nuestro trabajo con excelencia. Gracias porque al contemplar la cruz, vemos la máxima expresión de servicio y sacrificio en Cristo, nuestro Rey de reyes, quien vino a servir y dar su vida por muchos. Ayúdanos a ser fareros comprometidos, atentos a cada destello de tu gracia y amor, buscando siempre dar lo mejor de nosotros para servir a los demás. Y que en cada vocación y tarea que emprendamos, busquemos la grandeza a través del servicio constante para tu gloria. Amén.
Para reflexionar:
*¿De qué manera el sacrificio de Cristo impacta tu comprensión de la grandeza a través del servicio?
*¿En qué medida la cruz de Cristo influye en tu vocación y en cómo desempeñas tus tareas diarias?