Viendo a nuestro Rey – Cristo para Todas las Naciones

Después de escuchar al rey, los sabios se fueron. La estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se regocijaron mucho. Cuando entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y, postrándose ante él, lo adoraron. Mateo 2:9-11)

Imagina la escena: María y Jesús en su casa un día cualquiera. María probablemente estaba cocinando o limpiando. Lo más probable es que Jesús estuviera jugando en el piso, tal vez con un juguete que José le había hecho. Era una escena sencilla y hogareña. No sabían que vendrían los sabios.

Me pregunto si los sabios estaban mejor preparados que María y José para lo que iban a ver. De cualquier manera, hicieron lo correcto: se postraron y lo adoraron. Vieron al verdadero Rey, al verdadero Hijo de Dios, jugando en su ropa de niño, y estaban felices y celebraron. Nosotros también vemos a nuestro verdadero Rey, nuestro verdadero Salvador, en el humilde bebé del pesebre; en el hombre con túnicas polvorientas que caminaba por los caminos de Galilea y Judea; en el hombre colgado en la cruz, nuestra cruz, para traernos vida y perdón; y en el Jesús resucitado, quien dejó la tumba para estar con nosotros para siempre.

Este es nuestro Rey, y este es nuestro Dios. ¡Aleluya!

Querido Padre, gracias por hacernos conocer a tu Hijo. Amén.

Para reflexionar
¿Te encontraste con alguien famoso alguna vez? ¿Te sorprendiste por lo que dijo o hizo, o por su apariencia?
¿Cómo piensas que se sintieron María y José con esta visita?
¿Cómo te imaginas el efecto que tuvo esta visita en la vida de los sabios cuando regresaron a su tierra?

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