Únete a nosotros – Cristo para Todas las Naciones

Esto quiere decir que, en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, sin tomarles en cuenta sus pecados, y que a nosotros nos encargó el mensaje de la reconciliación. 20 Así que somos embajadores en nombre de Cristo, y como si Dios les rogara a ustedes por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: «Reconcíliense con Dios». 2 Corintios 5:19-20

Cuando San Pablo escribió esto, pocas personas se preocupaban por la iglesia cristiana. A la mayoría no les importaba porque nunca habían oído hablar de ella y quienes la conocían, no creían que fuera a prosperar. Hoy la iglesia es una gran comunidad de creyentes en todo el mundo. Sin embargo, y a pesar de este aparente éxito, el debate continúa, tanto dentro como fuera de ella, sobre si la iglesia cristiana hace alguna diferencia en el mundo, o incluso si podría o debería hacer alguna diferencia.

Todo el mundo tiene interés en lo que hace la iglesia mientras lleva adelante la misión de Dios. Así como Dios envió a su Hijo al mundo, también envía a su iglesia, los “embajadores de Cristo” al mundo. En la vida real, el embajador de una nación siempre está en suelo extranjero y cumple una función temporal. Debe ser comprensivo con las personas entre las que vive, y debe ser capaz de comunicar claramente el mensaje y la intención de quien lo ha puesto en servicio.

Como embajadores de Cristo, venimos en busca de hermanos y hermanas que están perdidos y necesitan nuestra ayuda. A ellos les hablamos del amor eterno de Dios (ver Efesios 1:3-10) recordándoles que, gracias a lo que Jesús hizo en la cruz, el perdón está a su disposición: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nosotros nuestros pecados y para limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

Vamos al resto del mundo como Cristo fue a los hombres y mujeres en su tiempo. No buscamos nada más que vivir como portavoces de Dios. Llevamos adelante su mensaje y lo hacemos con su autoridad (ver Mateo 28:19-20). Estamos preparados para compartir la verdad del amor de Dios en palabras y hechos, y esperamos que nuestra vida y acciones muestren al Salvador que lo dio todo por nosotros.

Si fracasamos como embajadores, pedimos perdón por no ser buenos representantes de Cristo. Pero si en nuestras palabras y acciones sientes algo del amor que Dios te tiene, agradécele por ese regalo. Y si gracias a Dios obrando a través de nosotros llegas a conocerlo y amarlo, únete a nosotros como embajadores ante los demás, compartiendo las Buenas Nuevas de Jesucristo con el mundo y haciendo una diferencia con tu testimonio.

ORACIÓN: Padre celestial, gracias por hacernos embajadores al servicio de tu Hijo. Amén.

Preguntas de reflexión:
¿Te consideras embajador de Cristo? Si es así, ¿cómo influye esto en tu vida diaria?
¿Cómo nos usa Dios hoy llegar a quienes aún no lo conocen?

«La Iglesia como embajadora de Dios en el mundo», por el Rev. Dr. Oliver R. Harms.

Write a comment:

*

Your email address will not be published.

© 2008 - 2022 Cristo para Todas las Naciones Guatemala