Todos tenemos un sueño – Cristo para Todas las Naciones

El primer día de la semana nos reunimos para partir el pan. Como iba a salir al día siguiente, Pablo estuvo hablando a los creyentes, y prolongó su discurso hasta la medianoche (Hechos 20:7).

Todos tenemos un sueño que deseamos cumplir. Algunos sueñan con conseguir un buen trabajo, otros con convertirse en profesionales, otros con tener una familia, y esto los motiva a levantarse cada mañana y a salir al mundo para lograrlo. Sin importar el cansancio, sin importar el esfuerzo que esto implica, lo hacemos por ver algún día nuestros sueños hechos realidad.

Pablo también tenía un sueño: el sueño de compartir el Evangelio de Cristo Jesús por todo el mundo. Durante sus viajes misioneros Pablo visitó muchas ciudades, y en cada ciudad que visitaba veía a los creyentes como si fueran su propia familia. ¡Y lo eran! Una familia de fe por la cual entregaba todo de sí para que ellos también pudieran conocer a Cristo Jesús como su Salvador.

Cuando visitamos a un ser querido que no hemos visto en muchos años, nuestro corazón se llena de alegría. Podemos pasar horas platicando y pareciera que el tiempo nunca es suficiente. Cuando menos esperamos ya ha llegado la media noche. Nuestros cuerpos desean dormir, pero nuestros corazones desean seguir conviviendo. Esto es exactamente lo que pasó en Toras. En su último día, sabiendo que no los vería más, Pablo decidió alargar su discurso y, sin darse cuenta, la media noche llegó.

Aun sabiendo que a la mañana siguiente tenía que continuar su viaje, a Pablo no le importó. Tampoco le importó estar cansado, desgastado o desvelado, pues sabía que estaba haciendo realidad su sueño de compartir el Evangelio de Jesucristo y llevar luz a un mundo lleno de tinieblas. A pesar de su cansancio, Pablo seguía adelante pues encontraba descanso en Jesús. Que Jesús sea siempre el motivo de levantarnos cada mañana y nuestro descanso al anochecer.

Amado Padre celestial, pon en mi corazón el deseo de compartir tu Evangelio con más personas, guíame en cada momento y renueva mis fuerzas cuando esté cansado. Por Jesucristo oramos. Amén.

Para reflexionar

  • ¿Qué te motiva a levantarte cada mañana?
  • ¿Con quién puedes compartir hoy las buenas nuevas de salvación de Jesucristo?

Abigail Ramírez

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