[El Señor] Socorrió a su siervo Israel, y se acordó de su misericordia, de la cual habló con nuestros padres, con Abrahán y con su descendencia para siempre (Lucas 1:54-55).
Te lo prometo… palabras tan simples pero al mismo tiempo tan difíciles de decir. Hacer una promesa es fácil, cumplirla es lo difícil. No hay nada más desagradable que una promesa no cumplida. Por esta razón, cuando hacemos una promesa debemos estar dispuestos a ir contra viento y marea con tal de cumplir con ella.
Lamentablemente, no siempre es así. Como seres humanos pecadores estamos tan acostumbrados a escuchar promesas vacías, que nos resulta difícil confiar en las promesas de alguien más e incluso en las promesas de Dios. Sin embargo, Dios no es como nosotros. Cuando Él hace una promesa podemos tener la seguridad de que la cumplirá.
Cuando Dios probó la fe de Abrahán pidiéndole que sacrificara a su único hijo Isaac, Abrahán confió en Dios. Y cuando Isaac le preguntó: “¿dónde está el cordero para el sacrificio?” Abrahán respondió: “Dios proveerá”. Abrahán era un hombre de fe que confiaba en las promesas del Señor. Por esa razón, Dios lo bendijo prometiéndole: “En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, por cuanto atendiste a mi voz” (Génesis 22:18).
Esta noche celebramos que Dios cumplió su promesa. Hace más de dos mil años, en la primera Nochebuena, nació el Salvador del mundo. Con el nacimiento de Jesús, Dios estaba cumpliendo la promesa que le había hecho a Abrahán muchos años atrás de bendecirlo y ser misericordioso con su pueblo para siempre.
Esta bendición también es para ti y para mí. Es a través de Jesucristo que Dios nos muestra su amor y nos da su bendición. Es a través de Jesucristo que tú y yo podemos confiar que la misericordia de Dios y que su promesa de vida eterna también sea para nosotros.
Amado Padre celestial, perdona todas las promesas que te hemos hecho y no hemos cumplido y ayúdanos a confiar siempre en tus promesas. Amén.
Para reflexionar:
*¿Cómo te sientes cuando alguien rompe sus promesas?
*¿Cómo crees que se siente Dios cuando no cumplimos con lo prometido?
Sra. Abigaíl Ramírez