Jesús salía del templo cuando uno de sus discípulos le dijo: «Maestro, ¡mira qué piedras! ¡Qué edificios!» 2 Jesús le dijo: «¿Ves estos grandes edificios? Pues no va a quedar piedra sobre piedra. Todo será derribado» (Marcos 13:1-2).
Hace unos meses estaba disfrutando de unas vacaciones, en la Isla South Padre cuando de repente, alguien gritó que había visto un tiburón, y en cuestión de segundos, todos estábamos fuera del agua, mirando desde la orilla, tratando de localizarlo. Mientras escaneaba el mar, vi algo enorme moviéndose rápidamente bajo el agua. Mi corazón dio un vuelco, estaba segura de que era el tiburón. Pero después de un momento de pánico, me di cuenta de que no era un tiburón en absoluto. Lo que había visto era la sombra de un helicóptero que estaba sobrevolando el área para asegurarse de que estuviéramos a salvo.
Este domingo es el vigésimo sexto domingo después de Pentecostés y recordamos que el cuerpo crucificado y resucitado de Cristo Jesús es el verdadero templo de Dios.
En la lectura de hoy, los discípulos estaban maravillados por la majestuosidad del templo de Jerusalén, lo que era en cierto sentido, como la sombra que yo vi en el agua. Parecía impresionante y poderoso, pero en realidad, solo era una sombra de algo mucho más significativo. Así como me di cuenta de que lo que veía no era el tiburón, sino una sombra, Jesús quería que sus discípulos entendieran que el verdadero templo no era ese edificio, sino Él mismo.
A veces, en la vida, nos aferramos a cosas o ideas que parecen sólidas y seguras pero que al final, son solo sombras de lo que realmente importa.
Jesús no es una sombra que se desvanece, sino la realidad firme y eterna en la que podemos confiar. Por su muerte y resurrección, nos ha dado acceso directo a Dios. Y cuando fallamos o nos sentimos atrapados por las sombras de la vida, Él está ahí para perdonarnos y fortalecernos con su gracia.
Oremos: Padre nuestro, gracias por enviar a Cristo, nuestro verdadero templo, cuya muerte y resurrección nos dan acceso a tu gracia y perdón. Ayúdanos a ver más allá de las sombras del mundo y a confiar plenamente en ti. Amén.
Para reflexionar:
*¿Estás confiando en sombras que parecen seguras, o en Cristo, el verdadero templo que te ofrece una seguridad eterna?
*¿Cómo puedes, por el Espíritu Santo, levantar la vista hoy y poner tu confianza en Jesús, alejándote de las sombras y acercándote a la realidad de su gracia?