17 …no vivan ya como la gente sin Dios, que vive de acuerdo a su mente vacía. 18 Esa gente tiene el entendimiento entenebrecido; por causa de la ignorancia que hay en ellos, y por la dureza de su corazón, viven ajenos de la vida que proviene de Dios… 32 En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo (Efesios 4:17b-18, 32).
Todos hemos visto alguna vez a un niño haciendo una gran pataleta porque no hacen lo que él quiere. Está completamente enfocado en lo que desea, ignorando cualquier otra cosa que pueda ser más importante o adecuada para él.
Nuestra sociedad se comporta como ese niño. Nos grita constantemente qué hacer, qué desear y cómo debemos actuar.
En la segunda petición del Padre Nuestro oramos — «Venga a nos tu reino». Vivir bajo el reinado de Dios es como un padre amoroso que, en lugar de ceder a la pataleta del niño, guía al pequeño hacia una mejor dirección.
En la lectura de hoy, Pablo nos llama a no vivir como aquellos que están alejados de Dios, con el entendimiento entenebrecido. Sino a vivir en la luz de Cristo, quien nos da un ejemplo perfecto y nos capacita para vivir de acuerdo con su voluntad. No es que deberíamos actuar según la voluntad de Dios; es que Cristo nos ha transformado y nos ha dado el poder para hacerlo.
Y esa bondad, misericordia y perdón que Pablo menciona no son virtudes que debemos alcanzar. Son el resultado de la gracia transformadora de Cristo en nuestras vidas. Cuando recibimos el perdón que Dios nos ha dado en Cristo, podemos vivir reflejándolo.
Así que, celebremos la gracia que nos permite rechazar las pataletas del mundo y recibir la vida abundante en Cristo.
Oremos: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, y ayúdanos a vivir en la bondad, misericordia y perdón que Cristo nos ha mostrado. Fortalécenos para rechazar las pataletas del mundo y caminar en la plenitud que solo Tú puedes ofrecer a través de tu Hijo. En el nombre de Jesús. Amén.
Para reflexionar:
*¿En qué áreas de tu vida estás permitiendo que las expectativas de la sociedad te desvíen del camino que Dios te llama a seguir?
*¿De qué manera puedes centrarte más en la vida que proviene de Dios y menos en las pataletas y deseos superficiales que el mundo te impone?