… Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las otras noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se ha perdido? Si llega a encontrarla, de cierto les digo que se regocijará más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se perdieron. Del mismo modo, el Padre de ustedes, que está en los cielos, no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños (Mateo 18:10-14).
La vecina cuidaba diligentemente de sus preciadas mascotas. Sacaba a pasear a sus tres perritos por el vecindario todas las tardes. Los fines de semana les daba su baño. Jugaba con ellos y los acariciaba. Todos los vecinos sabían del gran cariño que les tenía a sus cachorros. Eran como su familia.
Un día la vecina estaba ansiosa: se había perdido uno de los cachorros. Así que organizó una búsqueda por el vecindario. Un grupo de voluntarios recorría las calles, patios, áreas verdes y posibles escondites. Pusieron avisos con la foto del perrito que decían “Se busca” en postes y paredes alrededor de todo el vecindario.
A pesar de amar a todos sus cachorros, la vecina no escatimó esfuerzos para buscar al perdido hasta que finalmente lo encontró escondido en la casa de un vecino. Le dio la prioridad de su amor al cachorro más necesitado. Y al encontrarlo se alegró más por ese cachorro que por los otros dos que no se habían perdido.
Lo mismo hace Jesús: busca a su oveja perdida no por sus cualidades positivas sino porque es vulnerable. La busca simple y sencillamente porque se ha perdido, y separada de Él se encuentra en sumo peligro.
Así es el amor de Jesús. Él es nuestro pastor; nosotros, sus ovejas. Nos quiere a todos por igual. Pero si uno de nosotros se aleja de su cuidado, sale a buscarnos. Nos da la prioridad de su amor cuando estamos en peligro de alejarnos de su amor y perdón. ¡Qué buen pastor tenemos en Jesús!
Gracias, Buen Pastor, por buscarnos y encontrarnos cuando nos alejamos de ti. Amén.
Para reflexionar
- ¿Qué cosas nos tientan a alejarnos de Jesús?
- ¿De qué formas nos muestra Jesús su cuidado pastoral en nuestra vida?
Prof. Leopoldo Sánchez