Salvador – Cristo para Todas las Naciones

Cuando se cumplieron los ocho días para que el niño fuera circuncidado, le pusieron por nombre JESÚS, que era el nombre que el ángel le había puesto antes de que fuera concebido. (Lucas 2:21)

¡Feliz día de la circuncisión! Claro que este no es un saludo que probablemente escuches de nadie. A nadie le gusta el dolor o la sangre, especialmente en relación con un bebé. Aquellos de ustedes que son padres, piensen en cómo fue cuando llevaron a su bebé para recibir sus primeras vacunas.

Y, sin embargo, aunque hablemos poco al respecto, el día que Jesús fue circuncidado es importante para nosotros. Es un día de primicias: el primer derramamiento de sangre, el primer dolor y el primer día en que Jesús fue puesto oficialmente bajo la ley que Dios le dio a Moisés.

Eso hace de este día un pequeño adelanto de lo que Jesús haría por nosotros años después en la cruz. Ese día estuvo lleno de dolor y sangre, como todos sabemos, y nos hace temblar. Ese día Jesús tomó nuestro lugar bajo la ley de Dios y sufrió el castigo que nos habíamos ganado por nuestras malas acciones. Ese día él, voluntariamente, eligió tomar nuestro lugar para que ahora nosotros podamos estar en su lugar como hijos amados de Dios, limpios y perdonados.

¡No es de extrañar que Dios pidiera que lo llamaran “Jesús”! Ese nombre significa “Dios es Salvador”. ¿Qué mejor nombre podríamos darle el día de su circuncisión?

Señor, gracias por todo lo que has sufrido por mí. Amén.

Para reflexionar
Cuando eras niño y tenías que ir al médico o al dentista, ¿tenías miedo? ¿Por qué sí o por qué no?
¿Por qué crees que Dios eligió el nombre “Salvador” en vez de “sanador” o “milagrero” o “maestro”?
Cuenta de algún momento en que alguien tomó tu lugar haciéndose cargo de tus dificultades, pagando por tus errores o lidiando con tus problemas, dejándote a ti en libertad.

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