Después de que los sabios partieron, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes buscará al niño para matarlo.” Cuando él despertó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y se quedó allá hasta la muerte de Herodes. (Mateo 2:13-15)
¡Mira cuánta confianza depositó Dios en José! Dios le confió a él el cuidado de Jesús. Le habló en un sueño para advertirle sobre los planes de Herodes, y José escuchó: sacó a Jesús y a María del país, los llevó a Egipto y allí los cuidó hasta que fue seguro volver a casa.
¡Qué gran responsabilidad! Me pregunto si José alguna vez perdió el sueño por pensar en estas cosas. Después de todo, era un hombre común actuando como padre y protector del Hijo de Dios. ¿Cómo lograría hacer bien el trabajo?
Tal vez pienses lo mismo sobre alguna responsabilidad con la que Dios te ha cargado en este momento. “¿Cómo se supone que voy a hacer esto?”, te preguntas. “¿Por qué me eligió Dios para manejar esta situación? ¡Soy una persona común y corriente!”
Y, por supuesto, tienes razón. Pero Dios también tiene razón, porque él pone su Espíritu Santo en ti para fortalecerte y guiarte. Él conoce tus debilidades, ellas son el motivo por las cuales Jesús vino a ser tu Salvador. Él sabe que no puedes hacer nada por tu cuenta. Pero también sabe que, con Dios obrando en ti, pueden suceder cosas asombrosas. Confía en él.
Padre, ayúdame en la obra que me has dado para hacer. Amén.
Para reflexionar
¿Qué piensas que hizo José cuando estaba preocupado o en problemas?
¿Alguna vez has sentido que no tenías la suficiente fuerza para lidiar con una situación?
¿Cómo te ayudó Dios en esos momentos?