Respiro y tiemblo – Cristo para Todas las Naciones

“No matarás” (Éxodo 20:13).

Cuando leo el versículo para hoy, a simple vista tan corto y tan fuerte, respiro con alivio porque, bueno, no he matado a nadie. Pero al estudiar un poco lo que significa este mandamiento, tiemblo al ver que sí lo he quebrantado muchas veces. Y es que “no matarás” significa que “debemos temer y amar a Dios de modo que no hagamos daño o mal material alguno a nuestro prójimo en su cuerpo, sino que le ayudemos y hagamos prosperar en todas las necesidades de su vida”.

Desde el instante en que una persona es concebida y creada por Dios se convierte en nuestro prójimo. La expectativa de Dios en este mandamiento es clara: debemos velar por el bienestar de quienes nos rodean y ofrecer nuestra ayuda en momentos de dificultad, cuidándolo de tal manera que pueda disfrutar plenamente de la vida que le ha sido regalada por Dios. Esto incluye no causar daño, no negarnos a asistir a quienes tienen necesidades físicas y no albergar odio o ira en nuestro corazón hacia los demás, así como también ofrecer ayuda y tratar a los demás con amabilidad y compasión.

Entonces tiemblo de nuevo frente a este mandamiento y a la realidad de que lo quebrantamos constantemente cada vez que ignoramos a una persona en necesidad y no cuidamos de nuestro prójimo. ¿Tiemblas tú también al enfrentar tus propias acciones?

La buena noticia es que, en Cristo, podemos respirar con alivio. Solo él pudo cumplir la ley de Dios perfectamente, y lo hizo por nosotros y en nuestro lugar, para quitar el castigo que traía con ella. Entonces, ahora, guiados por su Espíritu, nos comprometemos a obedecer sus mandatos extendiendo la gracia que hemos recibido. ¿Respiras tú también en la seguridad y el amor de Cristo, listo para vivir en respuesta a su gracia?

Oremos: Padre, te damos gracias por enviar a tu Hijo, quien al cumplir perfectamente tu ley tomó sobre sí el castigo que merecíamos. En su sacrificio hallamos alivio y salvación. Te pedimos que, guiados y fortalecidos por tu Espíritu, nos ayudes a vivir en fidelidad y gratitud a ti, reflejando en nuestras acciones el amor que de ti hemos recibido. Amén.

Para reflexionar:

*Respira y reflexiona en cómo la obra redentora de Cristo libera tu alma del peso del castigo que merecería.

*¿Cómo influye la comprensión de la gracia de Cristo en tus interacciones con los demás y en tu capacidad para reflejar el amor y la compasión que has recibido?

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