Quiénes somos y cuál es nuestro propósito

Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1).

Esto es algo que quizá escuchamos desde niños en la iglesia, ¿verdad? Pero ¿alguna vez nos detenemos a pensar en lo profundo que es este mensaje? El Credo Apostólico comienza diciendo: “Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”.

Dios, el Todopoderoso, creó todo lo que conocemos y lo que no conocemos. ¿Qué significa eso para nosotros hoy? Significa que Dios nos hizo y dio vida con un propósito único. Él nos dio todo lo que tenemos: cuerpo, mente, sentidos, hogar, familia y mucho más. Y lo hizo no porque lo mereciéramos, sino por su increíble bondad y amor.

Es impresionante pensar en cómo, a pesar del pecado y el sufrimiento en el mundo, podemos ver la bondad de Dios en la creación que nos rodea. Cada atardecer, cada sonrisa, cada acto de amor, nos recuerda que Dios está presente, que él es nuestro Creador y nuestro Padre que nos ama más de lo que podemos imaginar.

Es por eso que podemos vivir con gratitud, con conciencia de que cada respiración es un regalo de Dios, cuidando nuestro cuerpo y alma, y también respetando y cuidando a los demás y al mundo que Dios nos ha confiado.

Somos criaturas de un Dios amoroso, creador de todo lo que existe. Recordemos siempre este hecho y vivamos en agradecimiento por la vida que nos ha dado.

Y cuando nos preguntemos quiénes somos y cuál es nuestro propósito, recordemos que somos parte de la hermosa creación de Dios, hechos a su imagen y llamados a amar y cuidar de su mundo y de los demás como Él nos ama y cuida a nosotros. ¡Qué gran privilegio y responsabilidad!

Oremos: Padre nuestro, gracias por crearnos y sostenernos. Somos tus hijos, creados para vivir de acuerdo con tu propósito. Amén.

Para reflexionar:

*¿De qué manera es diferente tu vida al saber que Dios te ama profundamente y te ha dotado de todo lo que necesitas para vivir en este mundo?

*Medita sobre cómo tu comprensión de ser una criatura de Dios influye en la manera en que tratas a los demás y cuidas del mundo que él te ha confiado.