Que no se te olvide la historia – Cristo para Todas las Naciones

El Señor estableció su ley para Jacob; le entregó sus enseñanzas a Israel, y ordenó a nuestros padres que nos las enseñaran, para que las conociera la generación futura, los hijos que nos habrían de nacer, y ellos a su vez las contaran a sus hijos, para que pusieran en Dios su confianza y no se olvidaran de sus grandes hechos; para que obedecieran sus mandamientos (Salmo 78:5-7).

La playa es mi lugar favorito en el mundo. Cuando era pequeña, solía ir a la playa con mi familia y me encantaba recoger conchas. ¡Y confieso que todavía lo hago! Me gusta pensar que cada concha tiene su propia historia, así como cada uno de nosotros tiene nuestra propia historia en la vida. Pero la historia que más me gusta es la historia de la fidelidad de Dios a través de las Escrituras. Su fidelidad marca cada una de mis historias.

En el Salmo 78 versículos 1 al 8, el salmista nos recuerda la importancia de enseñar a nuestros hijos acerca de las maravillas de Dios y sus obras poderosas. No debemos olvidar todo lo que Dios ha hecho por nosotros, sino que debemos compartir estas historias con nuestras generaciones futuras.

En Deuteronomio 8 versículos 1 al 10, Moisés le recuerda al pueblo de Israel todas las veces que Dios los bendijo y los protegió en el desierto. Y les advierte que no olviden a Dios cuando lleguen a la tierra prometida y que siempre le agradezcan por todo lo que les ha dado.

En Romanos 1 versículos 8 al 15, el apóstol Pablo expresa su agradecimiento por la fe de los creyentes en Roma y por la oportunidad de compartir con ellos el evangelio de Cristo. Él nos recuerda que, como cristianos, en respuesta a la fidelidad de Dios debemos estar dispuestos a compartir nuestras bendiciones y ayudar a aquellos que están en necesidad.

¿¡Cómo olvidar su fidelidad en nuestras historias?!

Oremos: Querido Dios, gracias por todas las bendiciones que has derramado sobre nosotros. Ayúdanos a recordar siempre tu amor y misericordia y a compartir nuestras bendiciones con los demás. En el nombre de Jesús, amén.

Para reflexionar:

*¿Cuál es tu historia? ¿Cómo ves a Dios y su fidelidad en cada una de tus historias?

*¿Cómo puedes compartir tus bendiciones con los demás?

 

Escrito por la Diaconisa Noemí Guerra

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