«¿Prioridad número uno?» – Cristo para Todas las Naciones

Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban, y él ponía sus manos sobre cada uno de ellos y los sanaba. También de muchos salían demonios, los cuales gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»… Al llegar el día, Jesús salió y se fue a un lugar apartado. La gente lo buscaba, y cuando lo encontraron intentaron retenerlo para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: «También es necesario que yo anuncie en otras ciudades las buenas noticias del reino de Dios, porque para esto he sido enviado.» Y siguió predicando en las sinagogas de esa región. Lucas 4:40-41a, 42-44


En el pasaje de hoy dice: «La gente lo buscaba [a Jesús], y cuando lo encontraron intentaron retenerlo para que no se alejara de ellos». Yo haría lo mismo: me encantaría mantener a Jesús permanentemente cerca, siempre a mano, siempre disponible para hacer milagros de sanación y expulsar demonios. Entiendo perfectamente por qué la multitud quería impedir que se fuera a otro lugar.

Si somos honestos, nos gustaría hacer lo mismo, ¿no es cierto? Es natural que valoremos mucho la salud. Quizás estamos enfermos, y eso es muy difícil de soportar, especialmente si la enfermedad implica dolor o nos impide hacer las cosas que necesitamos hacer. Quizás algún ser querido está gravemente enfermo, ya sea en cuerpo o en mente. ¿A dónde más habríamos de llevarlo, sino al Señor nuestro sanador?

Y sin embargo. Sin embargo … cuando las personas de Capernaúm trataron de retener permanentemente a Jesús para que pudiera continuar con su ministerio de sanación, Jesús dijo: «También es necesario que yo anuncie en otras ciudades las buenas noticias del reino de Dios, porque para esto he sido enviado». Y luego siguió su camino, enseñando y predicando sobre el reino de Dios y sobre cómo Dios había preparado un camino para que las personas sean perdonadas y salvas de su pecado.

Jesús pone las Buenas Nuevas en primer lugar. Si bien la sanación es claramente importante para Jesús, las Buenas Nuevas son aún más importantes. ¿Y por qué? Porque esas Buenas Nuevas nos ofrecen una sanación más profunda que va más allá de los grandes milagros que le vieron hacer en sus aldeas; una sanación que va más allá de la curación de la fiebre, más allá de la curación del cáncer, más allá de expulsar demonios. Quien confía en Jesús como Salvador, recibe una sanación que va más allá de cualquier otra cosa: la sanación de su relación con Dios y la restauración de su naturaleza humana.

Al ofrecerse en la cruz para quitar nuestro mal, Jesús sanó nuestra relación con Dios. Al resucitar de entre los muertos, nos abrió la puerta a la vida eterna. Y al recrearnos a través de la fe en él, nos ha hecho hijos de Dios. Ya en esta vida tenemos el comienzo de esa sanación eterna que se completará el día en que Jesús regrese a nosotros en gloria.

ORACIÓN: Querido Señor, ayúdame a atesorar tus Buenas Nuevas y a compartirlas con otras personas a mi alrededor. Amén.

Dr. Kari Vo

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