El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Marcos 13:31)
Cuántas veces nos hemos encontrado en situaciones difíciles o dolorosas en las cuales, como hijos de Dios, solo nos queda aferrarnos a las grandes y maravillosas promesas de Dios.
Como inmigrante en un país con un idioma diferente al mío, he pasado por muchas pruebas y sé que Dios ha estado conmigo siempre. Pero en un lapso de dos años y medio pasé por dos episodios muy dolorosos: la partida de esta tierra primero de mi papá y luego de mi mamá. Fueron momentos muy difíciles y dolorosos de los cuales solo pude salir adelante aferrándome a las promesas de la Palabra de Dios. Algunas de ellas, son:
- Si Cristo resucitó, también los que han creído en Él resucitarán (1 Corintios 15:12-23).
- Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios levantará con Jesús a los que murieron en él (1 Tesalonicenses 4:14).
- Porque por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que así como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Porque si nos hemos unido a Cristo en su muerte, así también nos uniremos a él en su resurrección (Romanos 6:4-5).
Que las palabras de nuestro texto: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”, sean un recordatorio constante de que lo único que perdura en esta vida es la Palabra de Dios, sus promesas y su presencia.
Padre amado, muchos viven en angustia y desesperanza. Ayúdanos a mostrarles la esperanza verdadera que solo se encuentra en Jesús. En su Nombre. Amén.
Para reflexionar:
*¿A dónde acudes en los momentos difíciles de tu vida?
*¿Cuál es tu promesa favorita de la Biblia?
Diaconisa Erica Jofre