Quiero que sepan, hermanos, que las circunstancias en que me he visto, han redundado en un mayor progreso del evangelio, 13 de tal manera que mis prisiones por la causa de Cristo se han hecho notorias en toda la guardia pretoriana y a todos los demás. 14 La mayoría de los hermanos, confiando en el Señor por causa de mis prisiones , tienen mucho más valor para hablar la palabra de Dios sin temor… 27 Solamente compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo, de modo que ya sea que vaya a verlos, o que permanezca ausente, pueda oír que ustedes están firmes en un mismo espíritu, luchando unánimes por la fe del evangelio. 28 De ninguna manera estén atemorizados por sus adversarios, lo cual es señal de perdición para ellos, pero de salvación para ustedes, y esto, de Dios. 29 Porque a ustedes se les ha concedido por amor de Cristo, no solo creer en Él, sino también sufrir por Él, 30 teniendo el mismo conflicto que vieron en mí, y que ahora oyen que está en mí. Filipenses 1:12-14, 27-30
¿Has notado alguna vez que la mayoría de la gente va por la vida como si siguiera un guion? Tienen el futuro planeado para cualquier situación. «Yo diré X, y luego ella dirá Y», piensan. «Yo haré A, y luego él hará B.» Esto también se aplica a la vida pública. Policías, jueces, gobiernos: todos tienen sus propios guiones y eligen sus acciones basándose en lo que creen que harán las otras personas.
Pero no siempre funciona así. Tomemos nuestra lectura de hoy: Pablo está en la cárcel por predicar acerca de Jesús, y hasta podría ser ejecutado. Los cristianos locales lo saben, por lo que pensamos que esto los va a afectar. Humanamente hablando, deberían estar pensando: «Dios mío, Pablo está en la cárcel por amor de Jesús. Creo que será mejor que me retracte de mi testimonio o terminaré en una celda al lado suyo». Pero eso no es lo que pasa. Como dice Pablo: «La mayoría de los hermanos, confiando en el Señor por causa de mis prisiones , tienen mucho más valor para hablar la palabra de Dios sin temor».
Las autoridades locales se deben haber asustado. Los cristianos no seguían el guion: en vez de esconderse, ¡hablaban cada vez más de Jesús! ¿Por qué no se escondían? ¿Por qué no tenían miedo?
Pablo conocía la razón, y los cristianos también. Después de vivir con miedo, el Evangelio los había liberado del miedo al sufrimiento y la muerte. Ya no necesitaban seguir ese guion humano universal. Ahora pertenecían al Dios que se salió del guion, que eligió responder a la maldad humana no rechazándonos y condenándonos, sino salvándonos a costa de su propia vida. ¡Ese fue un giro inesperado! Un Dios que haría tal cosa podría hacer cualquier cosa, incluso resucitar de entre los muertos, incluso adoptar a sus enemigos y convertirlos en sus hijos.
Si esa es la clase de Dios que tenemos, ya no debemos tener miedo de la cárcel o la muerte. Como esos primeros cristianos, podemos salirnos del guion y vivir como hijos de Dios en un mundo asombrado. Podemos amar a nuestros enemigos, enfrentar nuestros miedos con confianza en Jesús, poniendo a Dios primero en lugar de a nosotros mismos. Gracias a Jesús sabemos que Dios tiene la última palabra sobre nuestra vida, y su palabra para nosotros es misericordia.
ORACIÓN: Padre, ayúdame a vivir en la libertad y la alegría de tus hijos. Amén.
Preguntas de reflexión:
¿Has hecho alguna vez algo como cristiano que haya confundido a quienes te rodean?
¿De qué manera ese tipo de confusión ayuda a otros a llegar a la fe en Jesús?
Dra. Kari Vo