No es como piensas – Cristo para Todas las Naciones

… «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de Dios». Ellos se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» (Marcos 10:24-26).

La escritora de esta devoción nos dice: hace muchos años, cuando mis hijos estaban pequeños, un domingo por la mañana se nos hizo caótico. Teníamos un evento para la comunidad que servíamos mi esposo y yo como misioneros en la ciudad de Houston. Se nos olvidó comprar algo que necesitábamos. Le pedí a mi esposo que terminara de arreglar a los chicos y yo salí corriendo al supermercado. Tenía un vestido bonito, ¡con chancletas de baño! No me dio tiempo de ponerme mis zapatos. Tampoco me había terminado de peinar ni de maquillar. ¡Estaba hecha un desastre! Entrando al supermercado me preguntó una señora a cuál iglesia yo iba. Me quedé perpleja y le pregunté por qué sabía que iba a alguna iglesia. Ella me dijo que se me notaba por mi manera de vestir.

¿Te ha pasado que te juzgan bien o mal por lo que haces o dejas de hacer? ¿Por lo que te pones o no te pones? ¿Te han puesto cargas que no tienes que llevar? A mí sí. Pero lo cierto es que nuestra salvación y relación con Dios no es lo que muchos piensan.

Este domingo es el vigésimo segundo domingo después de Pentecostés y recordamos que, por la pobreza voluntaria de Cristo, entramos en el Reino de Dios.

La lección aquí no es lo que piensas, no es una crítica para las personas con solvencia económica. La lección es que el hombre rico, Jesús, se hizo pobre y pasó por “el ojo de una aguja», a través de su muerte y el sepulcro, para entrar en el reino de Dios por nosotros. Así que no podemos juzgar la vida espiritual de los demás por sus apariencias externas. No sabemos lo que sucede en el corazón de cada persona.

Oremos: Padre nuestro, gracias por Jesús, quien siendo rico se hizo pobre por nosotros. Recuérdanos que la salvación no es como a veces pensamos, sino que viene solo por tu gracia. Amén.

Para reflexionar:

*¿Te han juzgado por lo que haces o dejas de hacer, por lo que te pones o no te pones?

*La lección que Jesús nos enseña hoy no es como muchos piensan. ¿Cómo puedes aplicarla en tu vida y en tus interacciones con los demás?

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