Muerto en vida – Cristo para Todas las Naciones

Esta devoción se combina con el sermón de la Hora Luterana de este fin de semana, que se puede encontrar en lutheranhour.org.

Y Samuel le dijo todo, sin ocultarle nada. Entonces Elí dijo: «Pues él es el Señor, y hará lo que mejor le parezca.» 1 Samuel 3:18

Tom White tenía doce años cuando vio por primera vez a un delincuente condenado colgado del cuello hasta morir. Su padre era el verdugo. Ser verdugo no era la primera vocación de su padre. Simplemente le llegó con el trabajo de ser el director de la cárcel del condado de Travis en 1894. Más tarde, Tom escribió en su biografía: “Me criaron prácticamente en la cárcel. Podía mirar hacia abajo desde la ventana de mi habitación y ver las puertas de algunas de las celdas” (Tom White: Life of a Lawman por Verdon Adams). Tom vio a su padre lidiar con estos delincuentes fríos, a veces violentos. Y esto lo dejaba pensando. Sabía que su padre era un buen hombre, un hombre amable y justo. Pero a veces no lo entendía.

Este fin de semana, en la Hora Luterana, estaré animando a los oyentes a leer o escuchar una versión en audio de los libros del 1º y 2º de Samuel. Es una historia poderosa y memorable sobre el inesperado ascenso y la trágica caída de David de Belén, el rey más famoso de Israel, solo superado por su Descendiente, Jesús de Nazaret. Los libros de Samuel son emocionantes. Están llenos de personajes coloridos. Y a veces estos personajes se muestran a sí mismos como un grupo de delincuentes fríos y condenados. Y a veces, la forma en que Dios los trata te dejará pensando.

Pensemos en Elí, por ejemplo. En el momento en que lo escuchamos hablar en la lectura de hoy, Elí es un hombre muerto en vida. El SEÑOR su Dios acababa de sentenciarlo a muerte, a él y a toda su casa, a causa de sus crímenes. Me pregunto cuál era el tono de voz de Elí cuando dijo: «Pues él es el Señor, y hará lo que mejor le parezca.» ¿Lo dice amargado y resentido? ¿Lo dice dolido y deprimido? ¿Está afligido, pero aún confía? No lo sabemos. Pero sí sabemos algo que Elí no pudo saber en ese momento, al menos no del todo. Sabemos que incluso antes de que Dios se convirtiera en juez y ejecutor de la ley debido a nuestro pecado, Dios era, es y siempre será el Padre amoroso de su Hijo eterno, Jesús. Y sabemos que Dios consideró bueno y por nuestro propio bien, enviar a Jesús a perdonar nuestros pecados, sufrir nuestra sentencia y luego resucitar de entre los muertos. Dios consideró esto bueno porque nos ama, porque quiere ser nuestro Padre, tu Padre y el mío.

Los invito a escuchar los libros de Samuel conmigo durante las próximas semanas. Y al escuchar, tú y yo podríamos volvernos como Tom, como niños, que no entienden completamente a su Padre pero que se aferran a su corazón amoroso.

ORACIÓN: Querido Padre, soy tan culpable como el mismo pecado, pero aun así tú me trajiste a tu familia. No entiendo todos tus caminos, pero me has mostrado tu corazón en Jesús. Entonces, ayúdame a aferrarme a Él con fe. Amén.

Preguntas de reflexión:

Decimos que Dios es un Padre, a veces estricto, pero siempre amoroso. ¿Qué significa eso para ti?

Piensa en la vida de Jesús registrada en los evangelios. ¿En qué momentos te muestra Jesús claramente el corazón de Dios?

Rev. Dr. Michael Zeigler, Orador de La Hora Luterana

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