María, la madre de Jesús, estaba comprometida con José, pero antes de unirse como esposos se encontró que ella había concebido del Espíritu Santo. José, su marido, era un hombre justo y quiso dejarla secretamente, pues no quería denigrarla. Mientras José reflexionaba al respecto, un ángel del Señor se le apareció en sueños. (Mateo 1:18b-20a)
José está sorprendido por la noticia de que su prometida está embarazada de otra persona. Entonces, ¿qué hace? Al parecer, se va a su casa, se acuesta en su cama y piensa. Al menos, eso es lo que podemos deducir del hecho que luego se duerme y ve a un ángel que le dice la verdad sobre María y la gloriosa noticia sobre Jesús.
Pero ¿cuántos hombres en su posición se hubieran enfurecido y gritado, dejando que todo el vecindario supiera la situación? ¿Cuántos habrían tomado una decisión rápida en ese mismo momento, para dolor de todos?
Sin embargo, José no es así. Él piensa y ora. Se toma el tiempo para considerar, no solo su propio futuro, sino el de María. José es un hombre justo y también misericordioso. Deja tiempo entre la noticia y la decisión. Y durante ese tiempo, Dios lo alcanza. José me recuerda a Dios Padre.
Porque Dios también tuvo malas noticias una vez y tuvo que considerar qué hacer al respecto. Sus amados seres humanos se habían rebelado contra él, habían escuchado al diablo, se habían quebrantado a sí mismos junto con su mundo. Y Dios respondió con misericordia. Envió a Jesús para que fuera uno de nosotros, un ser humano. Vivió con nosotros, nos sirvió y cuidó, y dio su vida por nosotros. A través de su muerte y resurrección, él nos devolvió a Dios el Padre, ya no rebeldes, sino ahora hijos amados.
Amado Señor, gracias por ser paciente y misericordioso con nosotros, porque nos amas. Amén.
Para reflexionar
¿Reaccionas de inmediato o te tomas tu tiempo para tomar una decisión?
Cuando estás preocupado y confundido, ¿dónde buscas ayuda?
¿Por qué crees que Dios permitió que José luchara con esta noticia antes de decirle la verdad?