Lucas 2: 25a, 27a, 28a, 36a, 38 – Cristo para Todas las Naciones

En Jerusalén vivía un hombre justo y piadoso, llamado Simeón… Simeón fue al templo, guiado por el Espíritu. Y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron al templo … él tomó al niño en sus brazos y bendijo a Dios … También estaba allí Ana. En ese mismo instante Ana se presentó, y dio gracias a Dios y habló del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

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