Los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?» Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: «De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos (Mateo 18:1-3).
El abuelo de su amigo era dueño de un cine, por lo que a menudo lo invitaba a ver películas en la pantalla gigante y le daba chocolates y galletas para saborear durante la tanda. El pequeño siempre esperaba con ansias y alegría la próxima visita al cine. Al lado de la cartelera había un letrero que leía: “Los niños entran gratis”. Entrar al cine era como entrar al cielo: un deleite sin igual disfrutando los dibujos animados y comiendo golosinas de todo doquier.
En la Biblia, el Dios que habita en los cielos reina en la tierra de forma maravillosa por medio de su Hijo Jesucristo. El reino de los cielos se revela a la humanidad con la llegada de Cristo al mundo. Jesús, el protagonista principal de esta película divina, hace milagros, cura enfermos, expulsa demonios, perdona pecados, y resucita a los muertos. ¡Es la película del cielo en la tierra!
¿Cómo podemos tener acceso a esta película y deleitarnos de tan maravillosa revelación? ¿Cómo podemos entrar al reino de los cielos? Les dice Jesús a sus discípulos que para entrar hay que ser como un niño. El niño no tiene dinero para pagar su entrada. Pero no importa. ¡Los niños entran gratis!
Dios es como el dueño del cine que nos da entrada gratuita al gran drama de su salvación en Cristo Jesús. Jesús es como el abuelo que de la mano nos lleva a disfrutar de los beneficios de su obra de salvación, a saber, el gozo del perdón y la vida eterna.
Gracias, Jesús, por darnos el gozo sin igual de ser hijos del Padre y herederos de su maravilloso reino por la palabra y el bautismo. Amén.
Para reflexionar
- ¿En qué cosas, personas o actividades se deleita la gente en tu ciudad?
- ¿De qué formas dependes de la bondad y la misericordia de Dios?
Prof. Leopoldo Sánchez