Los muchos caminos tomados – Cristo para Todas las Naciones

«Yo te voy a hacer que entiendas. Voy a enseñarte el camino que debes seguir, y no voy a quitarte los ojos de encima. No seas como los caballos ni como las mulas, que no quieren obedecer y que hay que sujetarlos con la brida y el freno, pues de lo contrario no se acercan a su amo.» Salmo 32:8-9

«La goma del avión se rompió», bromeó un soldado del otro lado del pasillo, tapándose los ojos con una gorra.

«He tomado este vuelo tres semanas seguidas», refunfuñó un ejecutivo. «No ha llegado a tiempo ni una vez».

«Eso no es nada», comentó un universitario. “He estado tomando este vuelo durante tres años y todas las veces tiene algún problema.»

Los planes retrasados producen frustración, enfado, impaciencia. Pero algunos planes tienen más importancia que otros. Por ejemplo, ¿hacia dónde vas en tu vida? ¿Cuándo esperas llegar? ¿Sabrás que has llegado cuando llegues?

Tarde o temprano, como creyentes en Jesús, seremos todo lo que Dios quiere que seamos. Tenemos su promesa (ver 1 Juan 3: 2). Pero a menudo frustramos su obra en nuestras vidas, rehusando a volvernos más como él. Para llegar a los “destinos” que nos proponemos, como el matrimonio, la graduación o el trabajo con que siempre soñamos, dedicamos una gran cantidad de tiempo y esfuerzo.

Los primeros versículos de Deuteronomio describen un ejemplo espectacular de un pueblo atrapado en este tipo de dilema. El viaje a través del desierto se puede realizar en aproximadamente una semana y media. ¡Los israelitas lo hicieron en un récord de 40 años!

Pero claro, su viaje no fue exactamente normal. El pueblo de Dios de entonces, al igual que el actual, aprende lentamente. Resistieron los esfuerzos del Espíritu Santo en cada paso del camino. Tenían sus propias ideas sobre su destino y el mejor plan para llegar allí. Querían tierra, paz y prosperidad, en lugar de una relación con Dios y la responsabilidad de vivir para Él.

¿Cuándo y a dónde esperas llegar? Tal vez sería conveniente un cambio de pilotos. Quizás Jesús necesita ser el Señor y Salvador de nuestra vida. ¿No sería fantástico si pudiéramos llegar al destino de Dios para nuestra vida directamente, en lugar de a través de la ruta escénica?

ORACIÓN: Padre Celestial, perdónanos por nuestras interminables distracciones y por no prestar atención a la dirección que das a nuestras vidas. En el nombre de Jesús. Amén.

Preguntas de reflexión:
¿Puedes pensar en alguien o en un grupo de personas en la Biblia que actuaran como una mula terca, sin querer comprender?
¿Qué se interpone en tu camino para llegar a ser más como Jesús?

The Lutheran Layman, 1978, Jane Fryar

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