Las preocupaciones – Cristo para Todas las Naciones

Después, Jesús dijo a sus discípulos: «Por eso les digo que no se preocupen por su vida ni por lo que han de comer, ni por su cuerpo ni por lo que han de vestir. La vida es más que la comida, y el cuerpo es más que el vestido. Fíjense en los cuervos: no siembran, ni siegan; no tienen almacenes ni bodegas, y no obstante Dios los alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que las aves? ¿Quién de ustedes, por mucho que lo intente, puede añadir medio metro a su estatura? Pues si ustedes no pueden hacer ni lo más pequeño, ¿por qué se preocupan por lo demás? Fíjense en los lirios, cómo crecen, y no trabajan ni hilan; pero yo les digo que ni Salomón, con todas sus riquezas, llegó a vestirse como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! Así que no se preocupen ni se angustien por lo que han de comer, ni por lo que han de beber. Todo esto lo busca la gente de este mundo, pero el Padre sabe que ustedes tienen necesidad de estas cosas. Busquen ustedes el reino de Dios, y todas estas cosas les serán añadidas. Lucas 12:22-31

Esta es la sección de la Biblia a la que vuelvo cuando estoy ansiosa y preocupada. Jesús les dice a sus seguidores que entiende sus preocupaciones: “el Padre sabe que ustedes tienen necesidad de estas cosas”, y nos dice dónde buscar para encontrar todas estas cosas buenas: en Dios Padre.

Lutero lo explicó así: “Un dios es aquel a quien buscamos para todo bien y en quien encontramos refugio en tiempo de necesidad. Tener un dios no es otra cosa que confiar en él y creerle con todo el corazón”. 

Jesús nos llama a darle a Dios el lugar número uno en nuestra vida, a buscarlo para todo lo que necesitamos. Entonces podemos reemplazar nuestras preocupaciones con algo más útil: preocuparnos por el reino de Dios y encontrar maneras de compartir su amor con los demás. ¡Eso realmente puede marcar la diferencia!

Por supuesto, es fácil decir: «Deja de preocuparte», pero ¿cómo se confía en alguien invisible?

Quizás esta sea una de las razones por las que Dios escogió venir a este mundo como un ser humano, como Jesucristo, nuestro Salvador. Cuando vemos a Jesús, vemos a Dios en la carne cuidándonos. Vemos que Él nos ama. Después de todo, Él sufrió, murió y resucitó para hacernos parte de su familia. Vemos que Él tiene poder: ¡Él puede sanar a los enfermos y comandar las tormentas e incluso hacer pan para que la gente coma! Y Él nos ha prometido que estará con nosotros siempre, incluso cuando no lo veamos.

Finalmente, nos ha dado el Espíritu Santo, aquel que hace por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos. Él crea fe en nosotros y nos ayuda a aferrarnos a nuestro Salvador, confiando en Él incluso en los momentos más oscuros. Que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo nos mantenga cerca de Él para siempre.

Oración: Querido Señor, ayúdame a confiar en Ti cuando tengo miedo o estoy ansioso. Amén.

Para reflexionar:

¿Qué es lo que más te preocupa en este momento?

¿Cómo puede Dios usarte para satisfacer las necesidades de otra persona?

Dra. Kari Vo

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