La Trinidad revelada – Cristo para Todas las Naciones

«Entonces dije yo: «¡Ay de mí! ¡Soy hombre muerto! ¡Mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos, ¡aun cuando soy un hombre de labios impuros y habito en medio de un pueblo de labios también impuros!» Entonces uno de los serafines voló hacia mí. En su mano llevaba un carbón encendido, que había tomado del altar con unas tenazas. Con ese carbón tocó mi boca, y dijo: «Con este carbón he tocado tus labios, para remover tu culpa y perdonar tu pecado.» Después oí la voz del Señor, que decía: «¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?» Y yo respondí: «Aquí estoy yo. Envíame a mí» (Isaías 6:5-8).

Este domingo celebramos la Santísima Trinidad, y reflexionamos en que la gloria del Señor de los ejércitos resplandece en misericordia, perdón y salvación. La Trinidad revelada.

En su visión Isaías, al ver al Señor alto y enaltecido en su trono, se reconoció como un hombre de labios impuros y tuvo terror. Pero la gracia redentora del Señor transforma esa realidad, cuando un ángel toca sus labios con un carbón encendido y elimina así su culpa. Después es el propio Dios quien habla, en primera persona del plural, sugiriendo así la naturaleza trina de Dios. Isaías, antes temeroso, se vuelve audaz y entusiasta de representar al Señor ante el pueblo.

De manera similar, desde el altar de la cruz de Cristo su gloria se derrama sobre toda la tierra. Su sacrificio, muerte y resurrección nos liberaron de las cadenas de la muerte. El Señor nos designa como sus mensajeros, así como designó a Isaías como profeta. Nos llama a compartir lo que hemos visto y oído acerca del Señor, superando la vergüenza de nuestros pecados pasados. Recordemos siempre, entonces, que Jesús expió nuestros pecados en el tabernáculo celestial de la presencia de Dios.

Así, en la gloria de la Trinidad revelada encontramos perdón y misericordia. Así como Isaías fue transformado y llamado a proclamar la verdad, nosotros, a través de la obra redentora de Cristo, somos llamados a ser mensajeros de la gracia divina. No permitamos que el peso de nuestro pasado silencie nuestra voz, pues el Señor ha borrado nuestros pecados y nos ha designado como portadores de su mensaje de amor y salvación.

Oremos: Dios Trino, Rey de los ejércitos, tu gloria resplandece en misericordia, perdón y salvación. Al igual que Isaías, reconocemos nuestra condición de personas de labios impuros. Sin embargo, tu gracia redentora no conoce límites, por lo que confiamos en que, a pesar de nuestras imperfecciones, nos has designado como mensajeros de tu redención. Amén.

Para reflexionar:

*¿Cómo experimentas las tres personas de la Trinidad en tu vida diaria?

*Considerando el llamado de Isaías y la designación de los creyentes como mensajeros de la gracia, ¿cómo puedes reflejar la unidad de la Trinidad en tu testimonio, reconociendo la colaboración del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en la redención de la humanidad?

Write a comment:

*

Your email address will not be published.

© 2008 - 2022 Cristo para Todas las Naciones Guatemala