Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas (Josué 1:9)
Recuerdo haber escuchado muchas veces la frase “esfuérzate y sé valiente”. Sin embargo, en vez de animarme, cada vez que la escuchaba me confirmaba más mi pobreza espiritual. Le preguntaba al Señor: “¿Por qué no tengo fuerzas ni quiero seguir adelante? Soy tu hija, Señor, pero he desmayado, ¡y no encuentro el valor para enfrentar esta prueba! ¡Ni siquiera puedo citar tu palabra!”
Entonces, el Señor me hizo recordar que cuando David estaba en sus momentos más oscuros escribió los que yo considero sus mejores salmos … que la viuda experimentó la multiplicación del aceite cuando estaba segura de que iba a morir de hambre (ver 2 Reyes 4:1-7) … Y que Jesús levantó a Lázaro de entre los muertos cuando, bueno, ¡ya estaba muerto! (ver Juan 11).
Esto me llevó a mi siguiente interrogante: ¿Qué pasó para que sus vidas cambiaran de pobreza espiritual o física a una vida abundante? ¿De dónde sacaron fuerzas? ¿Cómo pudieron salir adelante?
Lo cierto es que ninguno de ellos, ni nosotros, podemos esforzarnos ni ser valientes por nosotros mismos. Ser fuertes y valientes frente a nuestros retos se llama tener fe y la fe es un don de Dios (ver Efesios 2:8). Solo con una fe viva podemos enfrentar las batallas de la vida, aunque nuestra visión del futuro sea borrosa. Solo a través de la fe que recibimos en nuestro Bautismo y que fortalecemos constantemente en los Medios de Gracia, podemos enfrentarnos a las tareas y retos grandes y pequeños de nuestra vida terrenal.
¡Dios te manda hoy a que levantes el estandarte de la fe y seas fuerte y valiente! ¡Él te sostiene en su mano derecha!
Oremos: Señor amado, mira mi dolor y la prueba que me agobia. ¡Yo creo por la fe que me otorga tu Espíritu en Cristo, que tienes el control y que me has dado fortaleza y valor para seguir adelante! Amén.
Para reflexionar:
- ¿Qué haces cuando no tienes fuerzas?
- ¿De qué formas puedes confiar en el Señor en medio de la prueba?
Escrito por la Diaconisa Noemí Guerra