La ceguera espiritual y la verdad inalcanzable – Cristo para Todas las Naciones

Entonces ellos dijeron: «¿Qué más pruebas necesitamos? ¡Nosotros mismos las hemos oído de sus propios labios!» (Lucas 22:71).

En el oscuro recinto del juicio, los líderes religiosos se congregan como sombras inquietas. Sus togas, elegantes y rígidas, ocultan corazones endurecidos por siglos de tradición. El aire está cargado de miedo, como si el mismo tiempo se detuviera para presenciar un momento trascendental.

Jesús, el Hijo del Hombre, está allí, su mirada penetrante atravesando las máscaras de hipocresía. Los ancianos, los escribas, los fariseos: todos ellos representan una historia de anhelo y espera. Desde los días de Abrahán hasta los profetas, el pueblo elegido ha suspirado por el Mesías. Pero ahora, en esta encrucijada de la historia, la ceguera espiritual se ha apoderado de ellos. ¿Cómo es posible? ¿Cómo pueden estar tan cerca de la verdad y, sin embargo, tan lejos? Jesús camina entre ellos, sus palabras como llamas que queman las telarañas de la ignorancia. Realiza milagros, desafía las normas, pero sus corazones permanecen cerrados. La luz de la revelación choca con las murallas de su incredulidad.

Los líderes religiosos hacen preguntas, pero no para aprender, sino para acusar. Sus bocas son dagas afiladas, sus intenciones oscuras como la noche. No quieren ver. No quieren creer. Prefieren la comodidad de sus tradiciones, la seguridad de su poder. La verdad es incómoda, peligrosa. Y así, en su ceguera, se convierten en jueces y verdugos.

Nosotros también podemos ser como ellos. Nuestros prejuicios, nuestro orgullo, nuestros pecados: todos ellos pueden nublar nuestra visión espiritual. A veces la verdad está frente a nosotros, pero preferimos mantener los ojos cerrados. ¿Estamos dispuestos a abrir nuestros corazones? ¿A ver más allá de lo que creemos saber?

En este juicio, no hay pruebas suficientes para aquellos que no quieren ver. Solo hay un Salvador, parado ante ellos, con los brazos extendidos. La pregunta persiste: ¿Abrirán los ojos y reconocerán al Mesías, o seguirán en su ceguera, condenándose a sí mismos?

Oremos: Querido Señor Jesús, abre nuestros ojos para siempre reconocer tu verdad. Amén.

Para reflexionar:

*¿Qué cosas pueden nublar tu visión espiritual?

*¿Qué necesitas hacer para abrir tu corazón al evangelio de Jesucristo?

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