Los que no preguntaban por mí, me buscaron; los que no me buscaban, me encontraron. A los que no invocaban mi nombre, les dije «Aquí me tienen». Todo el día tendí mis manos hacia un pueblo rebelde, un pueblo que va por mal camino y en pos de sus pensamientos; un pueblo que descaradamente me provoca a ira todo el tiempo… Así ha dicho el Señor: “Así como alguien que halla un racimo con uvas jugosas, dice: “Esto es una bendición. No hay que dañarlo”, así voy a actuar en favor de mis siervos: No los destruiré a todos. Haré que de Jacob salgan descendientes, y que Judá sea el heredero de mis montes. Mis elegidos tomarán posesión de la tierra, y mis siervos la habitarán”.