Dios el Señor dijo entonces a la serpiente: “Por esto que has hecho, ¡maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales de campo! ¡Te arrastrarás sobre tu vientre, y polvo comerás todos los días de tu vida! Yo pondré enemistad entre la mujer y tú, y entre su descendencia y tu descendencia; él te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón”.