Felices para siempre – Cristo para Todas las Naciones

Después de esto vi aparecer una gran multitud compuesta de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Era imposible saber su número. Estaban de pie ante el trono, en presencia del Cordero, y vestían ropas blancas; en sus manos llevaban ramas de palma, y a grandes voces gritaban: «La salvación proviene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.» … Entonces uno de los ancianos me dijo: «Y estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son? ¿De dónde vienen?» Yo le respondí: «Señor, tú lo sabes.» Entonces él me dijo: «Éstos han salido de la gran tribulación. Son los que han lavado y emblanquecido sus ropas en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios, y le rinden culto en su templo de día y de noche; y el que está sentado en el trono los protege con su presencia. No volverán a tener hambre ni sed, ni les hará daño el sol ni el calor los molestará, porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los llevará a fuentes de agua de vida, y Dios mismo secará de sus ojos toda lágrima» (Apocalipsis 7:9-10, 13-17).

Las secuelas de la guerra de Vietnam fueron terribles para las familias. Mi esposo fue enviado a un campo de prisioneros y luego terminó viviendo en el otro lado del mundo como refugiado. Pasaron veinte años antes de que volviera a ver a su hermana mayor, quien lo había criado como una madre.

¿Te imaginas la expresión de sus caras cuando finalmente se volvieran a ver? Las lágrimas se mezclaban con la alegría abrumadora que no podía expresarse con palabras. Esa es la imagen que tenemos aquí de Jesús y su pueblo, reunidos por fin en el reino de Dios.

¡Claro que gritan! ¡Por supuesto que caen ante Él! Algunos tipos de amor y alegría necesitan toda tu voz, todo tu cuerpo para expresarse. Y tienen motivos para celebrar, porque como le dice el anciano a Juan: “Éstos han salido de la gran tribulación. Son los que han lavado y emblanquecido sus ropas en la sangre del Cordero.

Ese es el pueblo purificado por la sangre de Jesús. Él los ha rescatado de toda muerte y maldad y los ha llevado a salvo a la casa de su Padre. Y ahora lo ven cara a cara. ¿Cómo no van a celebrar? Como dice Jesús en otra ocasión: “Si éstos callaran, las piedras clamarían” (Lucas 19:40b).

Eso es lo que “felices para siempre” significa para Jesús y su pueblo: el fin de todo su sufrimiento y la culminación de su historia de amor, y el prólogo de todas las cosas maravillosas que van a hacer juntos en la eternidad. ¡Que todos seamos parte de ello!

Oremos: Padre, atrae a muchas más personas al amor y la salvación de tu Hijo Jesucristo. Amén.

Para reflexionar:

*¿Cómo crees que será ese día para ti?

*¿Cómo crees que continuará la historia de Jesús y su pueblo?

Escrito por la Dra. Kari Vo

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