El primer día de la semana por la mañana, después de que Jesús resucitó, se le apareció primero a María Magdalena… Al oír ellos que Jesús vivía y que ella lo había visto, no lo creyeron. Pero después Jesús se apareció, en otra forma, a dos de ellos que iban de camino al campo. Ellos fueron y se lo contaron a los otros; y ni aun a ellos les creyeron. Finalmente se apareció a los once mismos, mientras ellos estaban sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y obstinación, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura”. Marcos 16: 9a, 11-15
Marcos 16:9-20 son los versículos agregados de Marcos, los finales adicionales de los que no podemos estar absolutamente seguros si fue él quien realmente los escribió o si fueron notas adicionales de otra persona. Tu Biblia tiene una nota al pie de página para decírtelo.
Pero hay una cosa que suena muy cierta en estos versículos adicionales: las personas no creen que Jesús vuelva a estar vivo. Una y otra vez ignoran a los mensajeros y se ríen de los testigos, convencidos de que ni siquiera Dios podría hacer tal cosa.
Lo mismo sucede con nosotros hoy, ¿no es cierto? Solo Dios, a través de su Espíritu Santo, puede hacernos creer esta increíble y maravillosa verdad. Él es quien obra cuando escuchamos que Dios nos amó tanto que se hizo hombre, creció, vivió y finalmente sufrió y murió por nosotros en una cruz y luego resucitó de entre los muertos. No creemos porque seamos muy inteligentes o fieles. Creemos porque Dios vive en nosotros, se nos da a conocer y luego nos envía a compartir las buenas nuevas de Jesús con otros.
Señor Espíritu Santo, fortalece mi fe y úsame para que otros lleguen a confiar en Jesús. Amén.
Para reflexionar
¿En algún momento tuviste dificultades para creer en algo maravilloso?
¿De qué manera te convertiste en creyente en Jesús?
Elije a una persona que conoces que no sea creyente y ora por ella.