Estar siempre alertas – Cristo para Todas las Naciones

Cuando llegó el día de reposo, [Jesús] comenzó a enseñar en la sinagoga. Al escuchar a Jesús, muchos se preguntaban admirados: «¿De dónde sabe éste todo esto? ¿Qué clase de sabiduría ha recibido? ¿Cómo es que con sus manos puede hacer estos milagros? ¿Acaso no es éste el carpintero, hijo de María y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿Acaso no están sus hermanas aquí, entre nosotros?» Y les resultaba muy difícil entenderlo (Marcos 6:2-3).

Hace un par de semanas acompañé a mi sobrino a su partido de fútbol. Era un partido muy especial, porque era la final del campeonato infantil de nuestra ciudad. El juego no fue nada fácil, ya que ambos equipos estaban muy bien preparados. Así que no pasó mucho tiempo para que el equipo contrario hiciera su primer gol. Lejos de enojarse, mi sobrino aprovechó el momento en que el equipo contrario bajó su guardia, para hacerse con el balón y lograr así empatar el marcador. A diferencia del equipo contrario, el equipo de mi sobrino no bajó la guardia y se mantuvo alerta todo el tiempo, por lo que, cuando llegó el contraataque, estaban listos para defenderse. Así ganaron el campeonato.

De la misma manera, los cristianos no debemos de confiarnos ni bajar la guardia por ningún motivo, sino permanecer siempre alertas. Nuestro Señor Jesucristo lo tenía claro. Poco antes de ir a enseñar en la sinagoga, Jesús había sanado enfermedades y resucitado a la hija de Jairo, venciendo así al poder del pecado y la muerte. Pero ni bien aparece en la sinagoga a enseñar, podemos ver como Satanás inicia el contraataque infiltrándose en el pueblo de Nazaret y volteando al pueblo entero en contra de Jesús.

Es que el enemigo siempre está buscando cuándo lanzar su contraataque, y generalmente lo hace cuando nos encontramos festejando una victoria o descansando confiados. Pero damos gracias a Dios que nos provee de todas las armas que necesitamos para mantenernos firmes y alertas en todo momento: su Palabra, su cuerpo y sangre y su iglesia.

Señor, ayúdame a mantenerme firme en ti y guárdame de los ataques del enemigo. En Jesús. Amén.

Para reflexionar:

¿Qué haces después de tener una gran victoria en tu vida?

¿Qué haces cuando el enemigo te ataca?

Cristian Morales

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