Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a él y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.” Jesús les preguntó: “¿Qué quieren que haga por ustedes?” Ellos le respondieron: “Concédenos que, en tu gloria, uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.” Jesús les dijo: “Ustedes no saben lo que piden. ¿Acaso pueden beber del mismo vaso del que yo bebo, o ser bautizados con el mismo bautismo que voy a recibir?” Ellos dijeron: “Sí podemos.” Entonces Jesús les dijo: “A decir verdad, beberán del vaso del que yo bebo, y recibirán el mismo bautismo que voy a recibir, pero no me corresponde concederles que se sienten a mi derecha o a mi izquierda, pues ya es de aquellos para quienes está preparado.” Marcos 10:35-40
¿Qué estarían imaginando Jacobo y Juan? ¿Un trono instalado, tal vez con asientos de menor categoría a cada lado de Jesús? Seguramente buscaban poder y honor, las cosas que generalmente significan “gloria”.
Pero Jesús les da una respuesta inquietante. Les dice: “¿Están listos a sufrir y morir conmigo?” Quizás pensaron que era una especie de prueba, así que corearon: “¡Claro que sí!”
Lo más probable es que esa pregunta no haya sido una prueba, sino una descripción de cómo es realmente la gloria de Jesús. Él es el Rey del universo que reina desde la cruz. Quienes están a su izquierda y a su derecha son ladrones y salteadores, condenados a muerte. ¿Todavía quieren esos lugares?
Porque esa es la gloria de Jesús: obedecer al Padre y salvar a la humanidad; amarnos hasta la muerte, y mucho más, para tomar nuestro lugar en la tumba y resucitarnos para compartir su vida eterna.
Jesús, gracias por amarnos tanto. Amén.
Para reflexionar
¿Alguna vez pediste algo y luego te arrepentiste cuando lo recibiste?
¿Qué tipo de “gloria” estás persiguiendo en tu vida?
¿Qué prefieres mirar, imágenes de Jesús en una cruz o en un trono? ¿Por qué?