Porque a su debido tiempo, cuando aún éramos débiles, Cristo murió por los pecadores. Es difícil que alguien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Con mucha más razón, ahora que ya hemos sido justificados en su sangre, seremos salvados del castigo por medio de él. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, mucho más ahora, que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación (Romanos 5:6-11).
Piensa en la persona más cercana: tu cónyuge, padre o madre, un hijo o un buen amigo. ¿Qué estarías dispuesto a dejar que esa persona viera de ti en tu peor momento? ¿Hay algún proceso corporal que no te gustaría que vieran, como vomitar o usar el baño? ¿O cuando estás mental o espiritualmente mal, o de mal humor, o cuando estás satisfaciendo algún apetito que no deberías?
La mayoría de nosotros nos escondemos, al menos parte del tiempo, hasta de quienes más nos aman, porque tememos que nos amen menos. Y podemos sentirnos de esa manera con respecto a Dios. Después de todo, Él es perfecto y nosotros estamos bien lejos de la perfección. Y así nos comportamos como Adán y Eva después de que desobedecieron a Dios, y nos escondemos de Él.
¡Pero Pablo nos dice que hay buenas noticias! Ya no necesitamos escondernos de Dios, porque “cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. Jesús entregó su vida para darnos perdón, corazones limpios y vidas nuevas y gozosas. Y lo hizo cuando todavía éramos pecadores, cuando éramos débiles, cuando éramos impíos. Él sabe todo de nosotros, hasta las partes más feas y vergonzosas de nuestras vidas, e igual nos ama. Entonces, no nos preocupemos más por cómo Dios nos ve.
Esto nos pone en una posición extraña y maravillosa. La lógica dice que Dios es la única Persona en todo el universo ante la cual deberíamos sentirnos tímidos; pero ahora es todo lo contrario. Porque cuando estábamos en nuestro peor momento, Jesús murió y resucitó por cada uno de nosotros para hacernos hijos de Dios. Cuando estábamos en nuestro peor momento, Él nos amó. Y eso nunca va a cambiar.
Oremos: Querido Señor, gracias porque puedo estar en paz, porque Tú conoces todo de mí y aun así me amas. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Qué cosas escondes de las personas más cercanas a ti? ¿Por qué?
* ¿Crees que es una dificultad o una bendición saber que Dios ve todo? ¿Por qué?
Escrito por la Dra. Kari Vo