Después de escuchar al rey, los sabios se fueron. La estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se regocijaron mucho. (Mateo 2:9-10)
La situación de los sabios no era fácil. Habían visto la estrella y viajado con alegría a la corte del rey en Jerusalén, probablemente esperando conocer al nuevo “rey de los judíos” entre los hijos o nietos de Herodes. En cambio, fueron recibidos por un maníaco homicida que quería usarlos como espías para poder localizar al niño Rey y matarlo. ¡Eso no era lo que esperaban! Deben haberse perturbado mucho.
Ahora los sabios se dirigen inesperadamente a Belén. ¿Estarán en el camino correcto? ¡Qué contentos deben haber estado al ver a su vieja amiga, la estrella! Ella les confirmó que estaban en el camino correcto. Quizás por eso no vacilaron cuando encontraron al niño en una casa en lugar de en un palacio.
Hay momentos en la vida en los que las cosas comienzan con mucho brillo, solo para dar un giro terrible que nos lleva a cuestionar si de alguna manera hemos caído fuera de la voluntad de Dios. Pero no. Dios todavía nos cuida, nos guía, nos sostiene, incluso cuando suceden cosas malas, sea nuestra culpa o no. A través de la vida, muerte y resurrección de Jesús, Dios nos ha hecho sus hijos. No nos dejará caer, incluso cuando el mundo que nos rodea se vuelva oscuro. Él nos guiará a través de los valles de sombra a su vida eterna.
Señor, cuando no sepa qué hacer o adónde ir, guíame y sostenme. Amén.
Para reflexionar
Cuenta un momento en el que estabas perdido, o pensaste que lo estabas.
Cuando te sientes confundido y perdido, ¿qué haces para sentirte mejor?
¿Cuándo ha sido Jesús una luz en medio de tu oscuridad?