Yo, Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol y apartado para el evangelio de Dios, que él ya había prometido por medio de sus profetas en las santas Escrituras, les escribo acerca de su Hijo … Por medio de Jesucristo recibimos la gracia del apostolado, para que por su nombre llevemos a todas las naciones a obedecer a la fe. Entre esas naciones están también ustedes, llamados a ser de Jesucristo (Romanos 1:1-6).
Cuando éramos niños jugábamos en las calles del barrio, íbamos a las casas de amigos a ver películas o a jugar videojuegos, mientras que los más aventureros exploraban áreas naturales alrededor del vecindario. Sin embargo, al llegar la puesta del sol, sabíamos que pronto escucharíamos a algún mensajero decir: “¡Tus papás te llaman!”
El llamado de papá y mamá era efectivo: nos hacía parar nuestros juegos y aventuras y correr a casa para la cena o para hacer tareas de escuela. Su mensaje captaba nuestra atención y nos llevaba a la acción.
De forma similar, Dios nos convoca a la acción por medio de su Palabra. Cuando Dios nos llama, su Palabra hace lo que él dice. Su llamado tiene el poder de cambiar y dirigir nuestra vida. Así fue con Pablo, quien empieza su carta a los Romanos identificándose como un siervo de Jesucristo llamado a ser apóstol y apartado para el evangelio de Dios. Dios lo llama a ejercer el cargo de apóstol, es decir, de ser enviado por Jesucristo para predicar su buena nueva de salvación a todas las naciones.
Pablo nos enseña que por medio de la proclamación del evangelio las naciones también han sido llamadas por Dios a ser de Jesucristo. El Padre nos ha llamado a la fe en Jesucristo como Señor y Salvador. Por esta fe en Cristo hemos sido llamados a ser santos, es decir, a ser hijos de Dios apartados para proclamar y vivir según el evangelio en nuestro diario vivir.
Padre celestial, gracias por llamarnos a la fe en Jesucristo mediante el poder del evangelio. Amén.
Para reflexionar
- ¿De qué formas te ha llamado Dios a servirle?
- ¿Cómo puedes compartir la buena nueva de Jesucristo con otra persona?
Prof. Leopoldo Sánchez