Pablo, prisionero de Jesucristo … al amado Filemón, colaborador nuestro… 3… gracia y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. 4 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de ti en mis oraciones … 7Hermano, tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti han sido reconfortados los corazones de los santos … 9 más bien te ruego por amor. Yo, Pablo, que ya soy anciano, y además prisionero de Jesucristo, 10 te ruego por mi hijo Onésimo … 12 Ahora vuelvo a enviártelo, y te pido recibirlo como si me recibieras a mí mismo. 13 Yo quisiera retenerlo conmigo … 14 pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que tu favor no te resulte una imposición, sino que sea un acto voluntario. 15 Tal vez para esto se apartó de ti por algún tiempo; para que lo recibieras para siempre, 16 no ya como a un esclavo, sino como a alguien más que un esclavo, como a un hermano amado … 17 Así que, si me consideras tu compañero, recíbelo como si fuera yo mismo … 20 Así es, hermano; permíteme sacar algún provecho de ti en el Señor; reconforta mi corazón en el Señor. 21 Te he escrito porque confío en tu obediencia, y porque sé que harás aun más de lo que te pido. Extractos de Filemón
De vez en cuando escuchamos una historia de la cual los periodistas suelen decir: «Restaura tu fe en la humanidad». Una historia sobre alguien que hizo todo lo posible para ayudar a un vecino, para alimentar a los hambrientos, para consolar a los afligidos, o simplemente para hacer que la vida de alguien sea mucho más brillante.
Pablo habla de algo así cuando dice: “tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti han sido reconfortados los corazones de los santos”. Sin embargo, Pablo no le da crédito a la humanidad. Él sabe que cualquier cosa buena que Filemón haya hecho, fue a causa de Jesucristo. Y es sobre esa base que le pide que haga algo más maravilloso e increíble: dar la bienvenida y liberar a un hombre llamado Onésimo.
Por el tenor de la carta, Onésimo había estado esclavizado en la casa de Filemón y se había escapado, probablemente robando también algo de dinero, y finalmente terminó en contacto con Pablo en la cárcel, quien le habló de Jesús. Allí, Onésimo se hizo creyente. Ahora planea volver a la casa de Filemón y tratar de arreglar las cosas. Esa es la primera cosa increíble, y nadie en el mundo antiguo hubiera esperado que sucediera algo así. La segunda es esta: Pablo espera confiadamente que Filemón reciba a Onésimo como a un hermano y lo libere.
Lo hermoso es que, por lo que sabemos, eso es exactamente lo que sucedió. El antiguo amo y el esclavo se convirtieron en hermanos cristianos que se trataban con amor y, con el tiempo, Onésimo se convirtió en obispo de la iglesia primitiva. ¿Quién podría hacer tal milagro? Solo el Señor. Solo el Dios que nos ama tanto a cada uno de nosotros que bajó a la tierra para ser uno de nosotros y vivir, morir y resucitar, para que podamos vivir libremente en su reino.
Oración: Querido Señor, por favor utilízame para hacer algo maravilloso en la vida de otra persona. Amén.
Para reflexionar:
¿Cuándo has visto suceder algo asombrosamente maravilloso?
Comparte un momento en que Dios te bendijo de una manera inesperada.
Dra. Kari Vo