¿Creyentes? – Cristo para Todas las Naciones

Entonces Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: «Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» Le respondieron: «Nosotros somos descendientes de Abrahán, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir: “Ustedes serán libres”?» … Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo (Juan 8:31-33, 59).

Juan 8 me molesta. En el versículo 31, llama a la audiencia de Jesús “los judíos que habían creído en él”. Pero menos de 30 versículos después, estas mismas personas están recogiendo piedras para matarlo. ¿Cómo es posible creerle a Jesús y media hora después tratar de matarlo?

Parece que hay dos tipos de creencias, y solo una de ellas toca el corazón. Todos conocemos personas que dicen ser cristianas, pero su comportamiento no lo demuestra: chismean, hablan mal de otros, rompen promesas, ponen el dinero y el poder en primer lugar en sus vidas. No digo que sepan que son hipócritas. Creo que, en su mayoría, no notan la diferencia entre lo que dicen que creen y lo que realmente hacen, logran pasar por alto la desconexión entre la fe que reclaman y la vida que viven.

Pero lo que más me preocupa es que yo pueda ser uno de ellos. ¿Cómo podemos protegernos contra este tipo de cosas? No creo que podamos. Pero el Espíritu Santo puede. Y es por eso que todos los días le pedimos al Señor que esté con nosotros y que nos proteja del poder del diablo y sus engaños.

Jesús está totalmente familiarizado con este problema. Después de todo, se enfrentó a las tentaciones del diablo a lo largo de su vida. Hasta en la cruz tuvo que lidiar con la tentación de hacer un milagro egoísta –bajar de la cruz– y justificarlo diciendo: “Entonces creerán en mí. ¡Estoy haciendo la obra de Dios!”. El mismo Señor que se mantuvo firme a través de ese engaño también nos mantendrá firmes en la fe verdadera para siempre. Aquel que resucitó de entre los muertos nos llevará a salvo a Él, no por nuestra obra, sino por la Suya.

Creemos en Jesús no por nuestro propio poder o sabiduría, sino porque Dios nos ha dado un gran regalo. Él puede mantenernos a salvo para siempre y así lo hará, porque nos ama. 

Oremos: Querido Salvador, aférrate a mí y mantenme en Tu verdadera fe. Amén.

Para reflexionar:

*¿Cómo respondes cuando tus amigos o vecinos se quejan de los cristianos hipócritas que conocen? 

*¿Cómo encuentras paz en Jesús cuando estás preocupado?

Escrito por la Dra. Kari Vo

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