Con el fuego no se juega – Cristo para Todas las Naciones

Y la lengua es fuego; es un mundo de maldad. La lengua ocupa un lugar entre nuestros miembros, pero es capaz de contaminar todo el cuerpo; si el infierno la prende, puede inflamar nuestra existencia entera… Con la lengua bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los seres humanos, que han sido creados a imagen de Dios. De la misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermanos míos, ¡esto no puede seguir así! (Santiago 3:6, 9-10).

Creo que era el cumpleaños número 8 de uno de nuestros hijos. Él quería encender sus propias velitas en el pastel. Le ayudamos a encender el fósforo o cerillo y le advertimos que con el fuego nunca se juega. ¿Escuchaste esa advertencia en tu niñez también?

Y es que el fuego puede ser muy peligroso, pero a la vez beneficioso cuando se utiliza de manera segura y controlada. Proporciona calor, cocina alimentos, produce luz, transforma metales, cerámica y otros materiales en procesos industriales, etc.

Pero no se juega con él. Y con el fuego de la lengua no se juega tampoco. La lengua puede ser usada para bendecir y glorificar a Dios, pero también puede ser usada para maldecir y causar daño a los seres humanos.

Este domingo recordamos que Cristo Jesús nos libra del pecado, de la muerte y del diablo. A través de su sacrificio en la cruz Jesús nos redime de nuestros pecados, incluyendo el hablar maliciosamente o el causar daño con nuestras palabras. Cristo nos ofrece perdón y nueva vida, liberándonos de la influencia destructiva del pecado, la muerte y el diablo.

Y también nos capacita para vivir de una manera que refleje su amor y su gracia, incluso en nuestra forma de hablar. Y es que el fuego de la lengua puede ser muy peligroso, pero a la vez beneficioso cuando se utiliza de manera segura y controlada. Y cuando tropezamos en nuestras palabras, Cristo nos perdona y nos redime para seguir.

Oremos: Padre nuestro, gracias por el sacrificio de Jesús, quien nos liberó del pecado y nos perdona. Danos sabiduría para controlar nuestras palabras y usarlas para bendecir a los demás, reflejando tu amor y gracia en nuestras vidas. Amén.

Para reflexionar:

*¿De qué manera puedes evitar usar tus palabras como fuego para causar daño, y en su lugar usarlas para edificar y bendecir a los demás?

*¿Cómo puedes asegurarte de no usar tus palabras para causar daño o encender conflictos innecesarios?

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