«Asuntos de familia» – Cristo para Todas las Naciones

«La familia que ora unida permanece unida» es un dicho popular que se ha utilizado tantas veces, que casi se ha convertido en un cliché.

Ningún cristiano estaría en desacuerdo con la afirmación de que es importante para una familia cristiana compartir una vida de oración. Sin embargo, la verdadera vida cristiana requiere más de una influencia piadosa en la familia que unos pocos minutos juntos en oración.

En la familia cristiana la fe personal se hace evidente en el trato entre todos los miembros de la familia, donde se supone debe reinar el amor y el perdón de reciben de Jesucristo. Cuando la disciplina es necesaria, la misma debe reflejar la relación de los miembros de la familia con el Señor. Y juntos, como familia, lucharán en todo para dar testimonio de su fe en su Señor y Salvador Jesucristo.

La familia cristiana encuentra en Jesucristo su motivación y la razón para su vida en unidad. Lo que dice San Pablo sobre las relaciones entre esposos en Efesios 5:21-33 y sobre las relaciones entre padres e hijos en Efesios 6:1-5 lo dice en el contexto de lo que se espera de la relación entre todos los cristianos en Efesios 5:1-2.

Tómate unos minutos para leer estos pasajes de Efesios 5 y 6. Luego piensa en lo que Pablo dice aquí y cómo debería influir en las relaciones entre los miembros de tu familia. 

También son relevantes para la relación entre los miembros de la familia cristiana las palabras del apóstol en Efesios 5:21. ¿Cómo afecta el «cultivar la mutua sumisión en el temor de Dios» las palabras que usan los miembros de la familia y la forma en que actúan entre sí? En Efesios 6:4 Pablo habla sobre la relación entre los padres e hijos cristianos. Lee esta sección y reflexiona sobre cómo la experiencia del amor de Dios en Jesucristo afecta el vínculo padres-hijos.

La clave para que una familia cristiana viva el amor de Dios—el amor mutuo que solo podemos conocer porque Dios nos amó primero—es Jesús. En la familia cristiana vivimos juntos, amándonos unos a otros y perdonándonos unos a otros, porque Dios nos ama y nos perdona a través de la vida, muerte, y resurrección de su amado Hijo. 

Cuando se requiere disciplina y corrección, se administra con amor, con el propósito expreso de beneficiar a la familia toda. Porque por la gracia de Dios y con el poder de su Espíritu Santo, la familia cristiana da testimonio de la fe que hay en ellos por medio de su Señor y Salvador Jesucristo en el trabajo y en la adoración, en la oración, y durante el esparcimiento.

ORACIÓN: Padre celestial, tu Hijo Jesús nos ha reunido como familia. Anímanos a amarnos unos a otros como Jesús nos enseñó. Oramos en su nombre. Amén. 

Ron Schlegel – Enero, 1979 LLL «La familia que ora unida»

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