Amor inesperado – Cristo para Todas las Naciones

Al caer la tarde del día de la preparación… José de Arimatea fue y con mucha osadía se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Este José era un miembro importante del tribunal, y también esperaba el reino de Dios… José fue y bajó de la cruz el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana que había comprado, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña. Luego, hizo rodar una piedra para sellar la entrada del sepulcro. Mientras tanto, María Magdalena y María la madre de José miraban dónde ponían el cuerpo. Marcos 15:42a, 43, 46-47

José necesitó valor para ir a pedirle a Pilato el cuerpo de Jesús. José era miembro del tribunal que había condenado a Jesús, pero ahora está rompiendo filas con los demás, dejando claro dónde está su corazón. Aunque, hasta donde él sabe, ya no hay forma de que eso le importe a Jesús.

Pero José ama a Jesús. No va a permitir que lo arrojen a una tumba sin nombre. Le va a dar a Jesús su propia tumba, la que construyó para que descansara su propia familia. Hará lo que pueda para honrar el cuerpo de Jesús, incluso si le cuesta su lugar en el tribunal. Para José, esto vale la pena.

¿De dónde salió ese amor? ¡De Jesús! Después de todo, él se comporta de la misma manera. Cuando pecamos y estuvimos bajo el poder de la muerte, Dios no nos abandonó. Vino al mundo para rescatarnos, para liberarnos del mal y darnos una vida nueva y eterna. Sabía que el precio por esto era sufrimiento y muerte, pero Jesús estaba de acuerdo con eso. ¿Por qué? Porque nos ama.

Amado Señor, deja que tu amor eche raíces también en mi corazón. Amén.

Para reflexionar
Describe un acto de amor silencioso que hayas visto últimamente.
¿Quién (además de Jesús) ha renunciado a algo, grande o pequeño, para mostrarte amor?
¿Qué podrías hacer hoy para amar a alguien de manera desapercibida?

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