«Pidiendo y obteniendo lo imposible» – Cristo para Todas las Naciones

Filemón parece haber sido un hombre cristiano bastante acomodado con una familia y una casa lo suficientemente grande como para que la iglesia cristiana local se reuniera en ella. Aparentemente también tenía esclavos, incluido un joven llamado Onésimo. Según parece, Onésimo se escapó de su patrón Filemón, posiblemente robando algo de dinero al mismo tiempo. Por algún milagro, solo Dios sabe cómo, Onésimo terminó en contacto con Pablo, que estaba en prisión por su amor a Jesús. Pablo le enseñó a Onésimo acerca de Jesús, y pronto Onésimo fue un creyente. Luego, los dos acordaron que era hora de que él regresara a su casa a afrontar las consecuencias.

Eso tuvo que ser aterrador. ¿Qué haría Filemón frente a su esclavo y ladrón fugitivo? No podían estar seguros. Pero Pablo confiaba en el Espíritu Santo que obraba en el corazón de Filemón, por lo que escribió esta breve carta para que Onésimo se la llevara.

Si aún no lo has hecho, lee la carta completa. Es bien corta. Pablo explica que ha llegado a conocer y amar a Onésimo como a su propio hijo y que ahora lo está enviando a casa, pidiéndole a Filemón que «si me consideras tu compañero, recíbelo como si fuera yo mismo» (vs. 17). ¡Qué! ¿Recibir un fugitivo con la misma bienvenida que le daría al propio Pablo? Pero Pablo pide más que eso. Dice: «Y si algún daño te causó, o si te debe algo, ponlo a mi cuenta… yo te lo pagaré» (vs. 18), lo que debe haber hecho girar la cabeza de Filemón. Incluso le dice a Filemón que debería darle libertad a Onésimo: «Tal vez para esto se apartó de ti por algún tiempo; para que lo recibieras para siempre, no ya como a un esclavo, sino como a alguien más que un esclavo, como a un hermano amado» (vs. 15-16). 

Ahora seamos realistas. En el mundo en que vivimos, esto simplemente no sucede, nadie perdona así. Nadie acepta a un ladrón y un fugitivo sin castigo, ¡y menos promoviéndolos a miembro de la familia!

Pero parece haber sucedido. Hay rastros en la historia de un líder de la iglesia primitiva llamado Onésimo, un obispo. Si este es el mismo hombre, es probable que Filemón hizo exactamente lo que Pablo le pidió: hizo lo imposible y amó a Onésimo con el amor de Jesucristo.

¿Cómo pudo ser? Solo una razón: porque el Espíritu Santo estaba obrando en el corazón de Filemón para sincronizarlo con la naturaleza de Jesús. Después de todo, Jesús es quien dio su vida por nosotros, quienes éramos sus enemigos, y quien resucitó de los muertos para darnos vida eterna. Si él puede amar así, también puede crear esa clase de amor en nosotros. No es fácil, pero es posible porque es obra de Jesús.

ORACIÓN: Querido Señor Jesús, obra en mi corazón para que se parezca cada vez más al tuyo. Amén.


Para reflexionar:
¿Recuerdas alguna vez en que alguien te mostró misericordia o bondad inmerecida?¿Con qué conflicto imposible te gustaría que Dios te ayudara?


Dra. Kari Vo

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