«Recordando una reputación» – Cristo para Todas las Naciones

«Mi enemigo… ha puesto mi vida por los suelos», clama el salmista, y vive en las tinieblas con el espíritu deprimido y el corazón deshecho (ver Salmo 143:3-4). Quizás alguna vez hayas sentido lo mismo. No es un buen lugar para estar, pero a menudo nos encontramos allí aplastados por las circunstancias de la vida, sufriendo por el dolor y la pérdida, o por nuestra propia vergüenza y culpa. ¿A dónde vamos? ¿A quién le pedimos ayuda?

El salmista tiene la respuesta: «Cuando evoco los días de antaño…». Pero no está evocando recuerdos entrañables de los tiempos de antes, algunos de los cuales pueden haber sido buenos, ni recordando lo que él hizo en el pasado, sino lo que Dios hizo en aquellos días de antaño. Es muy probable que evoque la obra de Dios en la belleza de la creación y sus obras poderosas cuando liberó a Israel de la esclavitud y lo llamó como su pueblo elegido. Y seguramente recuerda la obra de Dios cuando estableció a su pueblo en la Tierra Prometida.

Cuando nos sentimos aplastados, con el espíritu deprimido y el corazón deshecho, el Espíritu nos guía a través de la Palabra de Dios para que, junto con el salmista, recordemos los días en que Dios mismo vino entre nosotros en carne humana, naciendo en Belén. Jesús, nuestro Señor, recorrió la tierra en su camino hacia la cruz y murió y resucitó para salvarnos, liberándonos para siempre de la esclavitud del pecado, la muerte y el diablo. Recordamos la gran obra de Dios que aún está por venir, cuando nos establecerá en nuestra tierra prometida eterna.

Hasta entonces, oramos para que Dios nos guíe de acuerdo con su voluntad y nos enseñe a través de su Palabra santa. Oramos para que, a través de nuestras debilidades y tropiezos, el Espíritu nos guíe por senderos llanos y nos libere del mal.

Recordamos también que aquí hay una reputación en juego. No es nuestra reputación, sino el Nombre de nuestro Dios. Por el bien de su santo Nombre, y de acuerdo con su juicio justo, una vez más hará lo que hizo en los días de antaño, perdonándonos y salvándonos. Confiamos en él porque él siempre recuerda y cumple sus promesas.

ORACIÓN: Dios todopoderoso, recordamos tus obras poderosas en los días de antaño. Enséñanos a hacer tu voluntad y permite que tu buen Espíritu nos guíe. Amén.

Dra. Carol Geisler

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