Miércoles de Ceniza
En pinturas antiguas de la crucifixión a menudo se ve un cráneo humano en la base de la cruz de Jesús. Quienes saben dicen que, supuestamente, es el cráneo de Adán que está allí como recordatorio de cuando los primeros seres humanos desobedecieron a Dios y cayeron en el mal… un recordatorio del momento en que la muerte se convirtió en parte de la experiencia humana.
Seguramente, Adán y Eva no estaban pensando en la cruz de Jesús cuando se acercaron a recoger el fruto prohibido en el paraíso. Sólo veían un árbol hermoso y lleno de frutas, encantador a la vista y tentador para el gusto. Pero no imaginaban el árbol que estaban produciendo al rebelarse contra Dios.
Ese árbol no estaría en el Edén, sino en el Calvario donde en lugar de belleza, habría horror y en lugar de hojas y frutos, madera seca y rugosa. Ese árbol no atraería a la vista o el gusto, sino que las personas se alejarían de él con miedo y disgusto al ver colgando de sus ramas al moribundo Hijo de Dios.
Adán y Eva no previeron la cruz de Jesús, pero Dios sí lo hizo. Esa noche, caminando por el jardín, llamó a sus hijos perdidos. «Adán, ¿dónde estás?» Ya sabía lo que había sucedido. Aun así, escuchó su confesión medio sentida, les advirtió de las consecuencias por venir y les cubrió su vergüenza, sabiendo todo el tiempo que la cruz estaba en su futuro. Dios mismo rescataría a sus hijos pecadores a costa de Su propia vida, así como lo dijo en su primer promesa:
Yo pondré enemistad entre la mujer y tú,
y entre su descendencia y tu descendencia;
ella te herirá en la cabeza,
y tú le herirás en el talón.
Génesis 3:15
ORACIÓN: Señor, gracias por salvarnos a través de tu muerte en el árbol de la cruz. Amén.
PREGUNTAS DE REFLEXIÓN:
¿Has ayudado a alguien que había hecho una mala elección? ¿Cómo lo has hecho?
¿Qué significa para ti saber que Dios previó la cruz?
Dr. Kari Vo
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