¡Ven, Señor Jesús! – Cristo para Todas las Naciones

El que da testimonio de estas cosas dice: «Ciertamente, vengo pronto.» Amén. ¡Ven, Señor Jesús! (Apocalipsis 22:20).

Hace unos años atrás, mis suegros nos invitaron a un crucero. Nunca había ido a uno, así que tenía algo de temor, pero también muchísima anticipación y expectativa. A veces, me perdía en mi mente soñando cómo sería y hasta contaba los días para ir.

En el versículo de hoy, Dios nos dice que Jesús vendrá pronto por nosotros. Eso me hace sentir mucha más anticipación y expectativa. Y sí, a veces me pierdo en mi mente soñando cómo será. El asunto es que no puedo contar los días que faltan. “Pronto” para mí significa algo que ocurrirá en el futuro cercano. Es unos días, horas o minutos. Pero para Dios, sencillamente quiere decir “pronto”. Ni más, ni menos. Y eso a veces no nos gusta porque no nos dice con precisión en qué fecha viene de regreso nuestro Salvador. El asunto es que lo importante no es la fecha, sino la seguridad de la promesa de que viene pronto y que será maravilloso.

En la segunda petición del Padre Nuestro oramos — «Venga a nos tu reino». Pero ¿qué le pedimos a nuestro Padre, y buscamos en él, en esta petición?

Primero, al pedir que el Reino de Dios venga a estar entre nosotros, pedimos que Dios nos conceda su Espíritu Santo.

En segundo lugar, pedimos que la Palabra de Dios sea proclamada en todo el mundo, también a través de nosotros.

Y tercero, con esta petición, esperamos el regreso de Jesús, anhelando que manifieste plenamente su Reino. La anticipación y la esperanza llenan nuestro corazón mientras esperamos con paciencia.

Aunque no sabemos el momento exacto de su regreso, podemos tener la certeza de que es algo seguro y cercano. Esta certeza nos anima a vivir con propósito, buscando el reino de Dios en nuestras vidas y compartiendo su amor con quienes nos rodean capacitados por su Espíritu.

Sus promesas nos llenan de expectativa y alegría, sabiendo que cada día estamos más cerca de su regreso. Y mientras esperamos con paciencia, confiamos en que su amor y gracia nos acompañan y nos fortalecen.

Y no nos debe dar temor, sino muchísima anticipación y expectativa.

Oremos: ¡Ven, Señor Jesús! Amén.

Para reflexionar:

*¿De qué manera está preparada tu vida para el regreso de Jesús?

*¿En cuáles promesas de Jesús te refugias para vivir con esperanza mientras esperas su regreso?

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