Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad. En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo (Efesios 4:31-32).
La escritora de esta devoción nos dice: ¡Ay, Pablo! ¡¿Cómo se te ocurre pedirnos tanto?! Este versículo me es tan difícil de digerir. Me dan ganas de gritarle a Pablo: ¿No te das cuenta de que soy latina? ¡El enojo, las griterías y el drama están en mis venas!
En el podcast de Cristo Para Todas Las Naciones, Sentido Latino, reflexionamos hoy sobre este tema.
Imagina conmigo lo que pensaron los destinatarios de esta carta de Pablo. La gente recién se estaba adentrando en esta nueva vida con Cristo. Pero, como siempre, había conflictos, malentendidos, heridas emocionales. Y eso que no eran latinos. Bueno, en medio de ese caos, Pablo, inspirado por Dios, nos da estos consejos.
Y el mismo Jesús también habló de la amabilidad y ¡la vivía! Cada encuentro, cada milagro, cada palabra que salía de sus labios irradiaba bondad y misericordia. Y ¡nos capacita para hacer lo mismo! La sangre en nuestras vidas es más que latina, es la sangre de Cristo quien nos perdona y nos capacita en nuestro Bautismo para seguir sus pasos.
Sé lo que estás pensando. «¡Pero soy humano! A veces me enojo, me siento herido, me cuesta perdonar». La buena noticia es que cuando nos falla la amabilidad, Jesús nos perdona y nos capacita de nuevo para seguir su ejemplo.
Al practicar la cortesía y los buenos modales, no solo fomentamos una mayor comprensión cultural, sino que también construimos puentes de conexión en nuestra comunidad. Estos pequeños cambios en nuestro comportamiento pueden hacer una gran diferencia en la forma en que nos relacionamos con los demás y en cómo nos perciben en nuestra comunidad.
Oremos: Padre nuestro, gracias porque el sacrificio de Cristo nos capacita para vivir en bondad y misericordia, perdonándonos unos a otros como tú nos has perdonado. Que nuestras acciones reflejen tu amor y construyan puentes de conexión en nuestra comunidad. Amén.
Para reflexionar:
*¿Qué pasos estás dando para superar los desafíos emocionales y culturales que a veces acompañan a nuestra sangre latina, permitiendo que la gracia de Cristo te capacite para ser bondadoso y misericordioso?
*¿Estás dispuesto a ser un agente de cambio en tu comunidad, utilizando tu identidad latina como una fuente de fortaleza para construir puentes de amor y reconciliación, siguiendo el ejemplo de Cristo?