¡Qué privilegio! – Cristo para Todas las Naciones

El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, es el Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos hechos por manos humanas (Hechos 17:24).

¿Te ha tocado alguna vez recibir privilegios por estar con alguien famoso o influyente? Hace varios años atrás tuve que ir a Panamá a hacer unos trámites. Mi papá tiene amigos con influencia en el país y con una llamada me conectó con ellos. El trámite que debía durar 6 meses lo logré completar en 3 semanas. ¡Qué privilegio!

Pero tenemos un privilegio más grande que el que podamos recibir por meros humanos. Tenemos acceso a Dios mismo, nuestro Padre, al que oramos «Padre nuestro que estás en los cielos». Y es que no invocamos a un padre terrenal, o aun simple ser humano, sino a nuestro Padre que es el Señor de toda la creación.

En el versículo de hoy, Pablo está en Atenas, hablando con los filósofos griegos en el Areópago. Les está explicando que el Dios verdadero no es como sus ídolos hechos de piedra y madera. Sino que él es el Dios viviente, el creador del cielo y de la tierra, que no necesita ser servido por manos humanas porque Él da vida y aliento a todo. A ese Dios nos acercamos en oración como nuestro Padre. ¡Qué privilegio!

En el Salmo 124:8, el salmista declara que nuestra ayuda viene del Señor, el creador del cielo y de la tierra. Y en Lucas 1:37, el ángel le dice a María que para Dios no hay nada imposible.

El mensaje es claro: nuestro Dios es todopoderoso y está por encima de todo lo creado. Él es nuestra ayuda y nuestra fortaleza. No hay nada imposible para Él. Y a Él podemos orar: «Padre nuestro que estás en los cielos». ¡Qué privilegio!

¿Tienes trámites de vida que te parecen imposibles o demasiado grandes? Llévaselos a Dios, tu Padre celestial, en oración.

Oremos: Padre nuestro, tú eres el Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, eres el Señor del cielo y de la tierra. No vives en templos hechos por manos humanas. Gracias por el privilegio de acercarnos a ti a través de Cristo. Fortalécenos para compartir tu amor y verdad con los demás. Amén.

Para reflexionar:

*¿Cómo puedes reconocer y agradecer diariamente el privilegio de tener acceso a Dios como tu Padre, sabiendo que Él es el creador de todo y omnipresente?

*¿Cuáles trámites de vida tienes pendiente y no has llevado ante tu Padre celestial?

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