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Sin embargo, una cosa debo confesar, y es que sirvo al Dios de mis padres de acuerdo con el Camino que ellos llaman herejía. Yo creo en todo lo que está escrito en la ley y en los profetas, y tengo, como ellos, la misma esperanza en Dios de que habrán de resucitar los justos y los injustos (Hechos 24:14,15).
¿Te gusta viajar en avión? Algunas personas le tienen terror, mientras que otras lo disfrutan. La primera vez que me subí en un avión tenía miedo de cada ruido y cada movimiento. Pero hoy en día me duermo a minutos de haberme sentado.
La muerte es como un avión que nos lleva a nuestro destino final. Durante el vuelo podemos experimentar un poco de ansiedad o nerviosismo, pero confiamos en que el avión nos llevará a donde debemos estar.
La muerte puede causarnos temor o incertidumbre, ya que nos enfrentamos a lo desconocido. Pero, como cristianos, tenemos la certeza de que nos llevará a la vida eterna, que es nuestro destino final en Cristo.
En la lectura de hoy, Pablo está siendo juzgado injustamente por su fe en Cristo y su esperanza en la resurrección de los muertos. Sin embargo, y a pesar de las acusaciones en su contra, Pablo se mantiene firme en su fe y confía en la verdad de las enseñanzas de Cristo. Esta confianza le permite mantener una actitud serena, sabiendo que Dios tiene un plan para su vida.
La explicación de la Parte 3 del Tercer Artículo del Credo Apostólico, dice: «y en el último día [Dios] me resucitará a mí y a todos los muertos y me dará en Cristo, juntamente con todos los creyentes, la vida eterna. Esto es con toda certeza la verdad». Y esta verdad nos llena de esperanza, pues sabemos que la muerte no es el final, sino el comienzo de una vida nueva y eterna con nuestro Salvador.
Oremos: Padre nuestro, gracias por la esperanza que nos has dado en Cristo, quien ha vencido la muerte y nos ha prometido la resurrección y la vida eterna. Ayúdanos a vivir con fe y confianza en tu plan y permítenos enfrentar cada día con valentía, sabiendo que nuestro destino final está seguro en tus manos. Amén.
Para reflexionar:
*¿Por qué causa dijo Pablo que estaba siendo juzgado, y cuál era su esperanza?
*¿De qué manera nuestra esperanza de la resurrección puede afectar la forma en que concebimos el sufrimiento en esta vida?