Cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu (Salmo 34:18).
¿Dónde estabas y qué estabas haciendo el 11 de septiembre del 2001? Yo estaba en la Universidad y fue un día aterrador e inolvidable. Uno de mis compañeros lloraba a gritos mientras todos veíamos las noticias en vivo. Su mamá trabajaba en las Torres Gemelas.
Ese día marcó a nuestro mundo de una manera profunda e inolvidable. Aquella mañana, cuando las Torres Gemelas en Nueva York fueron atacadas, luego el Pentágono en Washington D.C., y luego un avión se estrelló en Pensilvania, experimentamos uno de los ataques terroristas más devastadores de la historia.
Fue un día de horror, confusión y tristeza, mientras la gente miraba con incredulidad cómo se desarrollaban los acontecimientos. Pero en medio de la devastación, también vimos surgir un espíritu de valentía y unidad. Los socorristas, bomberos, policías y ciudadanos comunes mostraron un valor extraordinario al arriesgar sus vidas para salvar a otros. Cercano estuvo el Señor para salvar a los que tenían roto el corazón y el espíritu.
La tragedia nos recordó lo frágil que puede ser la vida, pero también cómo podemos apoyarnos mutuamente en tiempos de crisis. Personas de todas las naciones y creencias se unieron para consolar a las víctimas del 9/11 y sus familias, orando por fortaleza y sanación. Así estuvo cercano el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu.
En un mundo donde a veces enfrentamos el terror y la violencia, podemos descansar en el amor y la esperanza de Jesús. Él nos enseña a responder a la oscuridad con luz, al odio con amor, y a la desesperanza con fe. Aunque no podamos entender por qué ocurren estas tragedias, podemos confiar en la promesa de Jesús de estar siempre con nosotros, incluso en los momentos más difíciles. Porque cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu.
Oremos: Padre nuestro, gracias por estar cercano para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu. Ayúdanos a seguir el ejemplo de Cristo amando y sirviendo a los demás, especialmente en momentos de dolor y pérdida. Amén.
Para reflexionar:
*¿Dónde encuentras fuerzas para actuar con compasión y valentía en momentos de tragedia y pérdida?
*¿De qué forma recuerdas y honras hoy a las víctimas del 11 de septiembre?