Generosidad transformadora – Cristo para Todas las Naciones

El que antes robaba, que no vuelva a robar; al contrario, que trabaje y use sus manos para el bien, a fin de que pueda compartir algo con quien tenga alguna necesidad (Efesios 4:28).

Me encanta recordar que Dios cuida de su creación por medio de su creación, y que él cambia corazones y transforma vidas. En nuestra era contemporánea, las formas de «robo» pueden manifestarse de diversas maneras.

Existe el «robo de tiempo», donde la procrastinación, distracciones digitales o actividades no productivas nos llevan a malgastar nuestro tiempo de trabajo y el de los demás. Además, está el «robo de talentos» lo que implica no utilizar nuestras habilidades y dones para contribuir al bien común, privando al mundo de la riqueza que podríamos aportar.

¿Y qué tal el «robo de oportunidades», refiriéndose a la negligencia de crear condiciones equitativas para todos? Asimismo, el «robo de recursos naturales» que destaca la explotación irresponsable de la tierra y la contaminación, privando a las generaciones futuras de un entorno sostenible.

Todos somos culpables de robo en algún aspecto. Y Dios nos llama a arrepentirnos, a recibir su perdón y a cambiar con la ayuda de su Espíritu. Y nos invita a reconocer que es él quien nos da todo lo que tenemos “mediante la abundancia de la tierra (aire, agua, tierra, comida, minerales, etc.); la vocación de los padres, la familia y los vecinos; y con nuestros empleos y nuestras carreras”.

El pasaje de hoy nos insta a no robar sino a trabajar para compartir. Porque a través de la cruz de Cristo, hemos sido liberados para vivir vidas de generosidad. Que el Espíritu Santo nos guíe y nos permita ser canales de la gracia divina en nuestro mundo necesitado.

Oremos: Padre nuestro, gracias porque Cristo trabajó y usó sus manos para el bien, a fin de compartir la salvación con nosotros, pecadores en necesidad. Te pedimos que nosotros también, capacitados por tu Espíritu en nuestro bautismo, trabajemos y usemos nuestras manos para el bien, a fin de que podamos compartir algo con quien tenga alguna necesidad. Amén.

Para reflexionar:

*¿De qué manera estás trabajando con tus manos para el bien y compartiendo con quienes tienen necesidades en tu entorno?

*¿Cómo puedes ser un canal más efectivo de la gracia divina en este mundo necesitado?

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